Innovación y reforma tributaria
Javier Zabala
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Javier Zabala
La reforma tributaria, y los problemas que esta implica, pareciera que se ha tomado la agenda del empresariado. Sin embargo, ya se ven algunas señales -en titulares de periódicos y un seminario a efectuarse mañana miércoles- del comienzo de una discusión más profunda de lo que puede ser uno de sus grandes paliativos: el necesario aumento de la productividad en Chile, a la luz de la digitalización de la economía.
Con respecto a esta tendencia global, The Economist dedicó un reportaje especial completo en enero de este año a cómo la tecnología que existe hoy día afectará tremendamente los trabajos y los modelos de negocio de mañana. Una conclusión central de esto dice el semanario -que es lectura de cabecera para muchos directores y gerentes- es que, tal como ocurrió en la revolución industrial, en esta nueva revolución digital los primeros en capturar la prosperidad desatada serán los dueños del capital y los trabajadores más preparados que la lideren.
Entonces, así como el estado genuinamente puede buscar redistribuir el ingreso, el empresariado puede también tomar el riesgo de liderar la nueva economía en Chile, y con esa recompensa paliar lo perdido vía aumento de tributos. Lamentablemente hasta la semana pasada se escuchaba hablar poco de liderar iniciativas de productividad e innovación que generen ventaja competitiva para organizaciones chilenas. Tal vez porque no hay un reconocimiento claro de que somos comparativamente débiles en esto.
Por ejemplo, poco o nada se comentó cuando en agosto y octubre del año pasado la OCDE alabó las condiciones macro para la innovación y la productividad en Chile, pero criticó que el crecimiento del país provenía no de estos aspectos sino que principalmente de la acumulación de factores: más maquinaria siendo instalada, y más chilenos sumándose a la fuerza laboral. E hizo ver que solo unas 350 empresas (menos del 1%) hacían uso de las ventajas tributarias que se habían aprobado para I+D. A nivel público recomendó la creación de un nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Educación Superior.
Pero el sector privado en economías avanzadas hace tiempo que se hace cargo en conjunto con el estado del flanco del cambio global de los negocios. Por ejemplo, las empresas en Chile que no están del todo preparadas para la nueva economía, pueden pensar en incorporar un chief innovation officer a la organización; tema al que dedicaré las próximas columnas.