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Columnistas

Indignados y sofisticados

Hace dos semanas observamos las últimas manifestaciones...

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 7 de junio de 2012 a las 05:00 hrs.

Hace dos semanas observamos las últimas manifestaciones de los “indignados” en la Plaza Cataluña (Barcelona). Si bien era un grupo que parecía tener en común la expresión de descontento contra el sistema financiero y bancario en general, sus declaraciones se multiplicaban tocando temas de educación, salud y medioambiente, en un clamor rebosante de frustración y ausencia de liderazgos. Experimentamos la tentación de comparar los perfiles de los ciudadanos y sus manifestaciones en Chile, España y Francia:


¿Donde están las similitudes? En nuestra opinión estarían en las condiciones del costoso estado de bienestar social (financiado y abusado con fondos públicos) que se han resentido por fuerza de los hechos en Europa (sinceramiento de las cuentas públicas y porfiados ajustes) y de un bienestar privadamente costoso, en el caso chileno: una parte de los estudiantes desea ingresar al sistema de educación superior sin pagar por estudiar y sin tener las condiciones para sostenerse dentro del sistema (y de ambos hechos culpan más al sistema que a si mismos).

¿Dónde están las diferencias? Nos parece que están en la pretensión de participar del sistema sin ser parte del sistema (el modelo de “total gratuidad universitaria” del que no conocemos en Europa) y de otra parte en lo que alguien llamó la “falta de sofisticación” de los estudiantes seleccionados. Respecto de la gratuidad podemos decir que no hay demandas sociales al respecto en Europa (todos quienes han estudiado en el sistema público europeo saben que se abona un porcentaje menor del valor de los estudios, pero de gratuidad nada!), pero si que hay demandas por la baja de los presupuestos para investigación, lo que es muy válido (hemos conocido “rectores” en Chile a quienes les molesta hablar de investigación y que decir de “presupuestos” para ello). Respecto de la “sofisticación” de los estudiantes, no hay punto de comparación: en general en Europa los estudiantes hablan, escuchan, escriben, leen y piensan bien (lo que no es necesariamente algo sofisticado, pero que si depende de cada persona).

Termino esta columna en el corazón de París, habiendo observado el inicial auge y actual debilitamiento colectivo de los indignados en España, Francia y en Chile. En todos los casos han servido al objetivo terapéutico de sus manifestantes. Por cierto, muy diversos en sofisticación e indignación.

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