IA generativa: ¿revolución económica o “bombo” exagerado?
MAURICIO VILLENA Decano de la Facultad de Administración y Economía UDP
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MAURICIO VILLENA
La Inteligencia Artificial (IA) generativa está en el centro de un debate sobre su capacidad para transformar los mercados mundiales y alterar el equilibrio de poder entre las naciones. Según un informe de Goldman Sachs (2023), esta tecnología afectará el crecimiento, la productividad, la competencia, la defensa nacional y la cultura. Estamos en un período crucial, los “años inter-IA”, lo que ofrece una ventana limitada para moldear el futuro impulsado por la Inteligencia Artificial antes de que las normas y estándares se arraiguen.
Estados Unidos y China lideran en la competencia y colaboración en IA, con el primero a la vanguardia en innovaciones. Esta rivalidad influye en decisiones económicas clave, como controles a las exportaciones y políticas industriales.
Es esencial equilibrar el entusiasmo por las nuevas tecnologías, con un análisis crítico de sus limitaciones y desafíos.
Otros países, como el Reino Unido, Israel y Japón, jugarán roles importantes formando alianzas estratégicas. Goldman Sachs estima que la adopción de la IA podría contribuir con un 1,5% al crecimiento anual de la productividad durante una década, elevando el PIB mundial en casi US$ 7 trillones. Los factores clave para este resultado incluyen la energía, la informática, los datos y los modelos.
Esta visión optimista contrasta con la del economista del MIT, Daron Acemoglu. En su artículo “Don’t Believe the AI Hype”, argumenta que el impacto económico global de la IA será menor de lo previsto. Estima un aumento en la productividad total de factores de 0,66% en la próxima década, resultando en un crecimiento anual del PIB de aproximadamente entre 1% y 1,5%. Acemoglu dice que es improbable que se produzcan grandes aumentos de la productividad a nivel microeconómico o que se automatice una mayor proporción de tareas.
Las herramientas actuales de IA generativa muestran ahorros de costos laborales del 27% y ahorros globales de costos del 14,4%, niveles insuficientes para las altas proyecciones de crecimiento económico.
Además, la IA aún no puede realizar muchas tareas manuales o sociales, limitando su impacto. Su adopción sigue siendo limitada, con alrededor del 1,5% de las empresas estadounidenses invirtiendo en IA desde 2019. Si bien podría tener un impacto significativo si revoluciona el descubrimiento científico o crea nuevas tareas y productos, es improbable que estos efectos sean una fuente importante de crecimiento económico en 10 años.
Es esencial equilibrar el entusiasmo por las nuevas tecnologías con un análisis crítico de sus limitaciones y desafíos. Debemos invertir en educación y capacitación de la fuerza laboral, integrando programas de IA y tecnología en todos los niveles educativos y ofreciendo formación continua para profesionales actuales. Se deben además fomentar alianzas entre universidades y empresas para desarrollar programas de capacitación que respondan a las necesidades del mercado laboral. El Sence debería jugar un rol importante en estos temas, equipando a la fuerza laboral chilena con las habilidades necesarias para competir en un entorno digital y automatizado.