Un desafío titánico
Los ministros Burgos y Valdés tienen que sostener sobre sus hombros la estabilidad económica, política y social de Chile, en una sociedad crispada
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Guillermo Tagle
Cuando Chile vive uno de sus momentos de mayor pesadumbre y pesimismo de las últimas décadas, un cambio de gabinete era ampliamente esperado por la ciudadanía. Reformas estructurales que supuestamente provocarían consenso, espíritu de unidad y amplio apoyo ciudadano, por el contrario, han contribuido a incrementar la crispación ambiental y la sensación de incertidumbre y desconfianza respecto del futuro, y de la asertividad de quienes nos dirigen.
La difusión pública de manejos impropios y masivos de las finanzas en su relación del mundo político con el empresarial ha sido un elemento gravitante en la dificultad actual para construir confianzas y para enfocar a Chile en un proyecto de desarrollo común, que convoque y logre apoyo mayoritario. Lo que al principio parecieron ser casos aislados de malas prácticas para financiar las campañas de políticos, terminó siendo un virus generalizado, contaminando hasta las más altas autoridades. Estando aún en medio de las investigaciones, enfrentando aún muchos procesos cuyo epílogo aún no conocemos, un cambio de gabinete que buscaba volver a construir consensos y confianzas, ha debido enfrentar un incremento relevante de la tormenta. Los nuevos ministros han debido no sólo subirse al caballo a pleno galope, si no que subirse en el momento en que la manada se encabritaba e iniciaba una estampida.
El nombramiento de los ministros de Interior y Hacienda fue muy bien recibido en general por la mayoría de los sectores ciudadanos. La trayectoria, reputación y experiencia del ministro Burgos y también del ministro Valdés, son incuestionables. El mensaje de compromiso del gobierno con un proceso de desarrollo maduro y estable, queda plasmado en la figura de estos dos ministros. Pero también hay que reconocer que la tarea que ha caído sobre sus hombros, se ha vuelto titánica.
Dice la mitología griega que cuando los titanes fueron derrotados en su guerra contra los Olímpicos, Zeus condenó al titán Atlas a sostener la Tierra sobre sus hombros, para mantenerla separada de los cielos.
La tarea que se ha encomendado a estos nuevos ministros es como la de Atlas. Tienen que sostener sobre sus hombros la estabilidad económica, política y social de Chile, en una sociedad que está crispada y convulsionada, donde se han prometido cambios y reformas que en el enunciado público obviamente apuntan a valores positivos, a los que toda sociedad moderna debe aspirar. Equidad, igualdad, transparencia, inclusión, son objetivos fundamentales de alcanzar para tener una sociedad que progresa con justicia social. Pero al mismo tiempo, si queremos alcanzar estas metas, necesitamos crecer, crear valor, generar recursos que permitan financiar una mejor calidad de vida para todos. Naturalmente, estas dos cosas tienen que caminar de la mano. El crecimiento económico sin sustentabilidad social y ambiental, no es viable. El progreso social sin crecimiento económico, tampoco. El desafío para estos titanes es mantener el orden político y social, sostener las aspiraciones de cambios que han sido alentadas para la sociedad y simultáneamente, generar confianza de inversionistas para que sostengan un nivel activo de inversión y crecimiento económico. Al mismo tiempo, hay que reconstruir la confianza de la sociedad en el mundo político y su institucionalidad, al igual que debe hacer el mundo empresarial, cuya reputación y capacidad de aportar al progreso de Chile, está fuertemente cuestionada.
La manada va en estampida, quedan pendientes de resolver situaciones que se investigan y cuyo desenlace probablemente animará más aún –y con razón- a los crispados. El desafío de Atlas es contener la estampida, volver el cauce de la discusión a niveles adecuados a un país y una sociedad que están en el umbral para alcanzar el desarrollo, que necesitan políticas públicas potentes, de calidad y maduras. Esperamos que el análisis, las ideas y las acciones que nos propongan, animen a muchos a involucrarse y ser parte del esfuerzo por reconstruir confianzas y promover los estándares de transparencia, ética y corrección, que en una sociedad moderna como la que queremos construir son fundamentales para la paz y el progreso social.
* Resumen de palabras expresadas en la apertura del Desayuno ICARE “Lo Político y lo Económico en Perspectiva”