Chile Day: ahora o nunca

Guillermo Tagle

Una nueva versión de “Chile Day”, se realizó en Nueva York la semana pasada. Esta edición se inauguró con la apertura del Mercado Bursátil en Nasdaq e incluyó una presentación del ministro de Hacienda en la Universidad de Columbia organizada por estudiantes chilenos, junto al Premio Nobel Joseph Stiglitz. A la ronda de reuniones privadas con analistas, banqueros, inversionistas de fondos y empresas norteamericanas con intereses en Chile, le siguió una magistral presentación pública del ministro, sobre las proyecciones y desafíos de la economía chilena. El segundo día concluyó con una sesión con inversionistas en las oficinas de Bloomberg, donde el ministro fue recibido por el propio fundador de esa prestigiada institución.

Dos mensajes y desafíos surgen de esta actividad. En primer lugar, para alcanzar el desarrollo, para generar nuevas fuentes de ingresos para Chile, que permitan generar desarrollo y progreso social, hay que buscar nuevas industrias que aporten al producto. Como en su tiempo al desarrollo de la minería le siguió la agroindustria y el cultivo de salmones, es la hora de generar ingresos por la exportación de servicios y en esto, el mercado de capitales tiene una oportunidad y una obligación.

Por cerca de 30 años, Chile ha desarrollado su mercado de capitales y su industria de servicios financieros fundamentalmente en forma interna y doméstica. Inversionistas institucionales y privados proveen capital para empresas locales y, al mismo tiempo, casi sólo empresas locales acuden al mercado de capitales para financiar sus planes y crecimiento. En estos años de progreso doméstico continuo, se han venido fortaleciendo la institucionalidad, el nivel de transparencia y la competencia que un mercado requiere para cumplir con estándares de país desarrollado.

Por fortuna (o infortuna, en realidad), Chile es hoy el único país que ha logrado desarrollar un mercado de capitales doméstico de estándar internacional.

Esta combinación de condiciones internacionales y capacidad de la industria local es la que brinda a Chile una oportunidad que no puede dejar pasar. Para construir una plataforma de mercado de capitales internacional no es necesario ser grande (Singapur, Luxemburgo o Irlanda lo demuestran). El momento y la oportunidad son ahora. Chile es hoy por lejos el país que genera mayor confianza y estabilidad para la comunidad internacional dentro de América Latina. Tiene actores, infraestructura e institucionalidad política con capacidad para ello.

Sin duda hay que hacer cambios estructurales y fundamentales. El mercado de capitales chileno está diseñado con barreras importantes que lo han mantenido cerrado hacia el exterior, lo que no ha sido el caso de ninguna otra industria ni sector del país. Cambiar esta situación requiere convicción, confianza y voluntad política.

El ministro de Hacienda expresó con fuerza su voluntad e interés por hacer los cambios necesarios para convertir a Chile en exportador de servicios financieros y en una plataforma de mercado de capitales para la región. Para hacer los cambios normativos y legales que lo provoquen, se requerirá la voluntad concertada y mancomunada de todos los actores involucrados. Los cambios necesarios no son muchos, pero son estructurales. El pueblo de Chile lo merece, esta industria puede aportar empleos de calidad, oportunidades para emprendedores que generan trabajo y para inmigrantes que puedan aportar su talento y ser bienvenidos en nuestra patria, como corresponde.