Práctica multinacional y responsabilidad local
Las prácticas filantrópicas que suponían las acciones de Andrew Carnegie...
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Francisco Garrido
Las prácticas filantrópicas que suponían las acciones de Andrew Carnegie o de David Rockefeller, son cosa del pasado. Las corporaciones multinacionales hoy deben ser hábiles en la sensibilidad para balancear las dispares necesidades de las comunidades que impactan a nivel local, con prácticas corporativas propias de quienes operan en la esfera global.
La profesora Griffin (GWSB Institute) nos ofrece luces al respecto: “Dos fuerzas similares y opuestas están en juego: lo aplanado del mundo y la demanda por respuestas sencibles a las necesidades locales”. Si bien es cierto que estos estándares operan a nivel global en el formato de buenas prácticas del management -lo que en general ha sido positivo para buena parte de las compañías del globo- y las respuestas globales refieren a iniciativas transversales a todas las subsidiarias y benefician los códigos compartidos (por ejemplo, las que hoy se aplican en el ámbito financiero), no es menos cierto que la adaptación a las demandas locales han sido desde siempre el mejor ejemplo de integración.
Ante estos escenarios actuales y futuros las compañías multinacionales deben tomar una decisión: o bien están integradas a las comunidades en las que operan, o bien están fuera. Y por estar “fuera” nos referimos a la decisión conciente de, por ejemplo, no aportar a las comunidades, no financiar planes de responsabilidad social o simplemente sustraerse de las necesidades sociales, apelando de tarde en tarde a un bonito aviso que hable de “lo buenos ciudadanos que son” (de este último caso hemos visto ejemplos recientes en nuestro país), buscando un efecto mediatico de corto plazo.
En nuestro grupo de trabajo en Harvard (compuesto sólo por directivos de multinacionales globales) hemos visto como el pensamiento que opera en clave de “práctica global y sensibilidad local”, explica en buena parte a las multinacionales de éxito. Adaptar modelos a las necesidades locales no es una muestra de creciente debilidad, sino de inteligente adaptabilidad.
En materia de responsabilidad con la comunidad local no hay alternativa: las empresas locales y multinacionales deben buscar formas de convivir y aportar, para ganarse tanto la licencia para operar, como la licencia para prosperar. La integración de las compañías con sus comunidades no son electivas. Ya lo dijo Einstein: “Lo no integrado, se desintegra”.