Chile, “paraíso” de la delincuencia
Una impropia, absurda y al límite criminal “tolerancia” de parte de los agentes de los poderes del Estado está llevando...
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Fernando Moreno
Una impropia, absurda y al límite criminal “tolerancia” de parte de los agentes de los poderes del Estado está llevando a la sociedad chilena a una degradación moral atentatoria al Bien Común; es decir, a la “unidad de paz” en la que -a través de la “amistad cívica” (Aristóteles)- se realiza la “buena vida de l pueblo” (Santo Tomás de Aquino), que supone la “quietud de orden” (id). En su lugar, se ha llegado a introducir (personal y socialmente), la angustia, el temor y la sospecha.
Ahora bien, sin ignorar el necesario y urgente desafío que concierne a la superación de la pobreza y la marginalidad (R. Vekemans.S.J), urge corregir y aportar lo necesario para enfrentar con la firmeza y eficacia requeridas por la gravísima, vigente y “en curso” alteración del bien debido personal y socialmente a la polis chilensis, en todos y cada uno de sus miembros.
El desafío “aquí y ahora” compromete a los gobernantes agentes del poder; diversa, pero complementariamente a ejecutores, legisladores y jueces. Estos últimos, no ajenos a su “matriz” supremamente “contemplativa”, se han destacado en general, por una aberrante, descarada y aún criminal condescendencia; al punto de poder justificar, o al menos legítimamente, sospechar, la existencia de una cierta connivencia entre juez y delincuente; a favor de este último. Lo cual, no sin razón, ha sido abundantemente ilustrado por la práctica de la “puerta giratoria”. Se debe recordar que desde el origen de los gobiernos de “concertación”, se recurrió a la designación de “jueces” partidarios: “camaradas” o “compañeros”.
A título de complemento en el mismo sentido, con la hoy ya sobradamente confirmada disposición y práctica, propiamente maniquea se ha llegado a propiciar la oposición, y, aún la división de las sociedad chilena, en una “dinámica” no del todo ajena a la politización ideológica animada por la Unidad Popular; desde -al menos- la elección de Salvador Allende como presidente de Chile.
Sea lo que fuere, existen hoy en Chile, prácticas y normas nefastas, y aún simplemente perversas, concernientes (por ejemplo…) a la “minoría de edad”, de delincuentes absurdamente considerados legalmente, sin suficiente discernimiento; y, por consiguiente, utilizables o colaboradores disponibles y “protegidos”, en la vía delictual, sobreabundantemente activa en el Chile de hoy.
Asaltos, saqueos, robos, sobreabundan en el Chile de hoy. Sin embargo, la legítima y deseable operatividad policial está legalmente limitada frente a la violencia criminal, a la que los guardianes del orden publico, enfrentados por malhechores, criminales y aún asesinos, se encuentran siempre enfrentados.
Por último, citamos sólo dos “titulares” suficientemente elocuentes: “Se sextuplican los casos de atracos a cajeros automáticos en que se usan autos robados”; y “cinco delincuentes atrapados el domingo están libre, y otros que atacaron ese mismo día siguen prófugos” . ¿Y qué decir de los al menos tres criminales con vocación de asesinos cuyos ataques tienen actualmente a tres miembros del Cuerpo de Carabineros en gravísimas condiciones (Santiago y Concepción)? ¡Hasta cuándo!