Cuidado con los “datos”
Fernando Barros Tocornal Abogado Consejero de Sofofa
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Fernando Barros
Durante los últimos meses hemos conocido casos de fuga de información relativa a personas que han afectado o involucrado a compañías de mucho prestigio y a las cuales los ciudadanos hemos entregado, sin saberlo o sobre la base de la confianza, antecedentes sobre nuestra vida personal, finanzas, gustos, consumos, etc., conjunto englobado hoy en el concepto de “datos”.
Empresas como Equifax y Facebook, que manejan datos de cientos de millones de personas en el mundo, han reconocido la fuga de información relativa a muchos de sus usuarios, datos que han sido utilizados desde hace algunos años para planificar e influir, a través de las redes, en campañas políticas, de publicidad masiva, de estrategias de acercamiento personalizado, etc., generándose una circulación o transferencia de información personal y uso de los datos que distan muchísimo de aquellos que los usuarios de Equifax, Facebook y otras de las principales plataformas de las nuevas tecnologías contemplaron al momento de registrarse en ellas.
Comprender la tremenda utilidad que tienen los datos en el mundo de hoy se hace indispensable para que las empresas puedan anticipar las consecuencias y costos de no adoptar y mantener políticas de resguardo de la privacidad de la información de sus clientes o usuarios.
Para Facebook Inc. la consecuencia de esta vulneración de perfiles es, en primer término, la pérdida de credibilidad y confianza en la marca “Facebook”. Este impacto se traduce en la necesidad de realizar enormes esfuerzos económicos, humanos y estratégicos para lograr revertir el devastador efecto en su imagen corporativa y poder asegurar que se adoptarán todas las medidas que eviten una nueva fuga de datos y para dar mayor transparencia a los usuarios respecto de la forma en que su información se está utilizando. En segundo lugar, la reacción del mercado no se dejó esperar y castiga fuertemente la acción con una significativa baja en su valorización de mercado.
Todo esto sucede cuando faltan menos de dos meses para que entre en vigor el Reglamento de la Unión Europea sobre Protección de Datos, normativa que fija un alto estándar en la protección de los datos, los derechos de sus titulares y las responsabilidades de las empresas que los almacenen, procesen o realicen alguna forma de utilización de ellos en su actividad empresarial. La Unión Europea ha dado una señal muy fuerte al aprobar este reglamento no solo para los países miembros, ya que, al igual como lo hiciera EEUU en materia de legislación sobre fraudes (FCPA), ha determinado que en adelante toda la actividad comercial y empresarial que involucre a empresas europeas o que afecte de alguna manera a ciudadanos de la UE, serán regidos por dicha normativa.
Para entender el rumbo que ha tomado el tratamiento de datos es necesario asumir que la información que posee una empresa sobre sus empleados, clientes y proveedores está obligada a protegerla y solo podrá utilizarla con sujeción a la forma y términos que autoriza la legislación. A medida que se ha asentado lo anterior, ha evolucionado el marco jurídico existente en distintos países, otorgando mayores derechos a los titulares de los datos y mayores responsabilidades a quienes los poseen y los usan, de lo que se deriva la necesidad de un cambio en las políticas de las empresas y en la conciencia de las personas sobre el uso que quieren permitir de sus datos.
Esta nueva realidad ha llegado para quedarse, como muchas otras que traen las nuevas tecnologías y las redes, por lo que se hace indispensable que, por una parte, modernicemos nuestra legislación en materia de protección y uso responsable de datos y que, junto con ello, la comunidad empresarial asuma que no es ajena a los riesgos asociados a esta temática y debe ser motivo de preocupación no solo para las plataformas o empresas del rubro, ya que para desarrollarse en los ámbitos industrial, comercial y de servicios, las empresas utilizan datos y, en ese carácter, serán responsables por su uso indebido, por la debida protección de los mismos y, asimismo, de impedir que sean usados por terceros no autorizados por el titular.