Experiencias en subastas pesqueras

La Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA) de 1991 estableció un régimen de subastas para las Pesquerías en Recuperación (aquellas sobre las cuales se ha establecido una moratoria de por lo menos tres años) y para las Pesquerías en Desarrollo Incipiente (pesquerías nuevas de baja explotación).



Durante estos últimos 20 años se han realizado múltiples subastas: sobre la pesquería en Recuperación del Langostino Colorado y la del Langostino Amarillo (ambas entre las regiones de Valparaíso y Bio Bio), sobre las pesquerías en Desarrollo Incipiente del Bacalao de Profundidad entre el paralelo 47° y 57° de Latitud Sur (Golfo de Penas e Islas Diego Ramírez) y del Orange Roughy a lo largo del litoral.

En todos estos casos, las cuotas y desembarques muestran decrecimientos al final del período analizado. En tres de los cuatro, las subastas han terminado en la aplicación de vedas, debido al deteriorado estado del recurso.

En la Pesquería en Recuperación del Langostino Colorado, tanto los armadores como las embarcaciones han ido en aumento, terminando la pesquería en veda total a partir del año 2001. En las tres pesquerías restantes, tanto el número de armadores como el de embarcaciones decrecieron en el periodo, terminando dos de ellas en veda. Finalmente, se evidencia la participación de menos armadores con un porcentaje cada vez mayor de la cuota, siendo emblemáticos los casos del Langostino Amarillo (de siete a tres) y el Bacalao de Profundidad (de once a cuatro).

En resumen, las subastas de recursos pesqueros realizadas en Chile no han contribuido a la conservación de los recursos y en la mayoría de los casos se ha originado una concentración en menos armadores, sin entrada de nuevos participantes.

Asimismo, las recaudaciones por subastas han sido volátiles, lo que no ha permitido proyectar ingresos con una mínima seguridad, a diferencia del caso de la aplicación del cobro de patentes pesqueras fijas.