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Estrategas y visionarios

Confieso que escribo esta columna animado por...

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Confieso que escribo esta columna animado por el lanzamiento de mi nuevo libro el próximo mes en España: tanto la experiencia como la investigación nos ha llevado a reafirmar como las habilidades estratégicas de los directivos, al ser dadas por supuestas, devienen en ilustres ausentes para los análisis de condiciones de éxito o fracaso de las compañías en el mercado global.



Si consideramos, por ejemplo, el análisis de las condiciones que tienen hoy a compañías como Inditex, MBW, JP Morgan o Apple, veremos como la variable “valor aportado por sus estrategas” es reconocido con gran claridad por los inversionistas y explicitado por los análisis técnicos del tipo “sabemos que la compañía no sería la misma si Ortega no hubiera sido el estratega al mando” (caso de Inditex). Mucho se ha escrito respecto de cómo la visión de nuestras compañías responde a la construcción de un cuadro mental, que, por cierto, los directivos y estrategas se deben ocupar de diseñar, visionando como y donde ven proyectadas a sus organizaciones en el futuro.

Uno de los imperativos del mundo de las incertidumbres en que vivimos (que en algunos casos agobian a los sujetos en el mundo de la empresa) está puesto en la cristalización de un sentido de dirección futura, a valor presente. Esto explica por qué la visión, ese “cuadro mental” del que hablamos antes, requiere ser apresada en un “cuadro físico” y concreto: necesitamos que comunique claramente hoy a nuestros colaboradores el sentido de urgencia que deben poner hoy a en sus acciones.

Hace un tiempo señalábamos en esta misma columna que estas señales de largo plazo que se traducen en sentido de dirección para las empresas, deben responder a diseños y análisis estratégicos de arquitectura suficientemente creativa que se sinteticen en una visión distintiva (por cierto que el “cuadro” del que hemos venido habando, no debe ser una mala copia o imitación de un “original”)
Finalmente, la visión de la empresa expresada en este cuadro no sólo debe ser clara, transmitir sentido de urgencia y distintiva, sino además consistente. Esto supone su mantención en el tiempo no sólo porque inspira confianza, sino porque supone que hemos hecho bien nuestro trabajo de estrategas y pintores del futuro posible en tiempo real. Una vez resuelta viene lo más complejo: ponerla en acción.

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