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Esto es lo que más me molesta de los jóvenes en el trabajo

Pilita Clark

Por: Pilita Clark | Publicado: Lunes 26 de agosto de 2024 a las 04:00 hrs.
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Pilita Clark

Tiene que ser una broma, pensé el otro día cuando recibí un email de un contacto del trabajo que decía: “Gracias por tu correo. Estaré fuera hasta el 15 de agosto. Si tienes un asunto urgente, por favor WA me”.

El mensaje me irritó. Yo no tenía idea de lo que significaba enviar un WA a alguien. Además, cuando entendí que WA era la abreviatura de WhatsApp, me di cuenta de que incluso si hubiera querido enviarle un WA a la joven remitente, no hubiera podido hacerlo porque no había incluido un número de teléfono en su correo electrónico.

Muchas veces tienen razón, sobre todo respecto de los horarios laborales.

Esto, le dije más tarde a un amigo, es el problema con los jóvenes en el trabajo. No tienen la menor idea sobre el comportamiento básico en la oficina. ¿Quién incluye una abreviatura confusa como WA en un correo electrónico de fuera de la oficina? ¿Y por qué decirle a todo el mundo que te envíe un WA cuando solo pueden hacerlo las personas que tengan tu número de teléfono?

Una vez que dejé de despotricar, mi amigo me dijo que la remitente había sido bastante sensata. Ella había ideado una forma educada de decir que estaba disponible para asuntos laborales urgentes mientras estaba fuera de la oficina, pero solo en caso de que fueras un cliente, un colega de trabajo o alguien que la conocía lo suficientemente bien como para tener su número de teléfono.

Mi amigo tenía razón. Yo estaba equivocada. Después de haber dejado un número de teléfono en mensajes de “fuera de la oficina” y de haber recibido muchas llamadas molestas, voy a adoptar la política WA.

Este es un ejemplo de una de las cosas más irritantes de los jóvenes en el trabajo. Y a menudo tienen razón. Sé cómo los gerentes lidian con lo que perciben como trabajadores jóvenes mimados, desconectados y difíciles; pero he tenido que aceptar la terrible verdad de que las personas más jóvenes a veces saben más. Esto va más allá de su admirable preferencia por los pantalones de carga espaciosos, en lugar de los vaqueros ajustados, y por los calcetines largos debajo de los zapatos, en lugar de los calcetines invisibles menos cómodos y, aparentemente anticuados, que llenan mis cajones.

Es el enfoque juvenil del “equilibrio entre trabajo y vida”, una frase que no recuerdo haber pronunciado antes de la pandemia, lo que realmente me ha obligado a repensar mis hábitos.

Me acordé de esto la semana pasada cuando le estaba contando a una periodista que sé desde hace décadas lo que es aceptar una gran cantidad de compromisos de trabajo que amenazan con arruinar las siguientes semanas.

“¿Por qué no dejas uno de los compromisos?”, me preguntó. La miré, ligeramente sorprendida, mientras ella añadía que eso es lo que haría alguien más joven.

Ella y yo pasamos años trabajando de noche y los fines de semana para darle seguimiento a las noticias en curso o cumplir con fechas de entrega importantes. Todo el mundo lo hacía antes. Más recientemente, las dos hemos escuchado a colegas más jóvenes anunciar que, después de trabajar durante el fin de semana, se tomarían dos días libres, sin importar qué tipo de noticias estuvieran sucediendo. La primera vez que esto sucedió, mi reacción fue muy parecida a la del mensaje de fuera de la oficina: estás bromeando.

Sigo pensando que no deberías elegir una carrera con horarios inevitablemente largos o impredecibles a menos que estés preparado para ello. Pero empecé a trabajar antes de que el correo electrónico y los teléfonos inteligentes te mantuvieran atado al trabajo las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Y a medida que he visto a personas mayores en una serie de sectores diferentes agotarse, enfermarse por estrés o simplemente volverse más improductivas, me he convencido de la necesidad de hacer que las horas de trabajo sean sostenibles.

Los beneficios para la salud son obvios. Trabajar al menos 55 horas a la semana provocó 745.000 muertes por accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca coronaria en 2016, un aumento de 29% desde 2000, según la ONU.

Y las largas horas tampoco son necesariamente buenas para los negocios.

Una investigación de Gallup evidenció en junio que solo el 6% de los empleados se sienten comprometidos con el trabajo en Japón, donde existe una palabra que describe la muerte por exceso de trabajo: karoshi. Eso los convierte en algunos de los empleados menos comprometidos del mundo, una clasificación que han mantenido durante años, lo que es preocupante considerando que el compromiso de los empleados está vinculado con la productividad y la rentabilidad.

En última instancia, la aceptación de los trabajadores mayores de las largas y poco saludables horas de trabajo es lo que los trabajadores más jóvenes están cuestionando en todo el mundo. Su desaprobación puede resultar chocante. Quizás hasta resulte molesto, pero sin duda está llevando la vida laboral en la dirección correcta.

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