Ese incómodo 14%
TOMÁS SÁNCHEZ V. Autor de “Public Inc.”, investigador asociado de Horizontal
- T+
- T-
TOMÁS SÁNCHEZ V.
Del total de ventas realizadas por empresas durante 2020 en Chile, solo el 14% corresponde a MiPymes. Un número preocupante, que esconde uno peor: el 49% de los empleos lo dan quienes producen ese 14%. Si bien en los últimos 15 años ha solicitado en 72% la cantidad de grandes empresas que explican nuestro crecimiento, las MiPymes siguen utilizandodo a la mitad de la población con una pequeña fracción del PIB.
Podemos sentirnos orgullosos de ser un país de emprendedores que desde 2005 crearon más de 300 mil nuevas empresas, pero en el mismo período solo 13 mil debutaron como medianas. Interesante hipótesis de desigualdad y baja productividad estructural.
Para abordar este problema, el financiamiento está en primer lugar, y es importante recordar que el problema es tanto estratégico como táctico. Comenzando por lo segundo, el mercado deja a las PYME para el final debido a un alto costo de transacciones y un problema de asimetría de información. Atender a una persona o gran empresa es mucho más eficiente para una institución financiera. Los productos para las personas son estandarizados, ya su vez, evaluar el riesgo asociado a un empleado inserto en el sistema es relativamente sencillo, al contar con su historial financiero, contrato de trabajo y registro de cotizaciones. Por el lado de las corporaciones, los montos en son tan altos, que una atención dedicada está justificada, y al asunto enfrentar una evaluación crediticia, estados financieros auditados,
Sin embargo, una mediana empresa –para qué hablar de las pequeñas– queda en una situación poco atractiva. Atenderla implica un alto costo de transacciones por las poco estandarizadas, ya su vez, el análisis de riesgo es costoso tanto para la empresa como para la institución financiera. Recopilar, ordenar y presentar documentos, pruebas y estados financieros, mientras la contraparte evalúa el riesgo de un negocio que desconoce. Si esto le sumamos la realidad de una carpeta llena de papeles, presentada por un ejecutivo frente a un desconfiado comité de riesgo, no es de extrañar la clásica frase “los bancos son buenos para ofrecer paraguas cuando está soleado”.
Desde una mirada estratégica, el mercado financiero está altamente bancarizado y poco amistoso con nuestros nuevos competidores. La reciente ley presentada a la Cámara de Diputados para consolidar la deuda en un solo sistema administrado por la CMF sería un gran avance para permitir que todo actor del sistema pueda evaluar de manera correcta a un sujeto de crédito. Hoy solo los bancos tienen un registro consolidado de deuda, en desmedro de otros jugadores y nuevos entrantes.
A la vez, para que haya nuevos jugadores e intermediarios, necesitamos urgentemente una buena ley de Open Finance que en verdad permita a nuevos actores hacer al mercado más competitivo. Sin duda un nuevo Banco de Desarrollo podría ser un catalizador importante, pero el desafío es de tal envergadura, que necesitamos aceitar todas las piezas del sistema para llegar a ese millón de PYME que necesitan una mano.
Cómo vemos, el desafío es dantesco. No se trata de regalar plata, sino justamente lo contrario, de evaluar adecuadamente cada proyecto, asignándole tasa y monto correcto en forma oportuna. Esta es sin duda una de las claves donde el mercado y el Estado están al debe de cara a potenciar nuestro desarrollo. No olvidemos que ese 14% le da empleo a la mitad de Chile.