¡Un millón de empleos públicos!
Erik Haindl Rondanelli Decano Facultad de Negocios, Ingeniería y Artes Digitales UGM
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Erik Haindl
Las últimas cifras del INE confirman que hemos alcanzado un triste récord este año. ¡Un millón de empleos públicos en el país! Considerando que el actual número de personas asalariadas es alrededor de 5,8 millones, esto indica que más de uno de cada seis asalariados es un funcionario público. Y si se agregan el resto de los ocupados, alrededor de uno de cada ocho trabajadores es un empleado público. En promedio en Chile, siete personas tienen que trabajar para mantener a un funcionario público con los impuestos que pagan.
Pero esto no es todo. El número de funcionarios públicos ha venido creciendo en forma explosiva en tiempos recientes. En los últimos doce meses aumentaron en un 11,1%; y en los últimos cinco años en un 26,3%. Mientras en esos mismos cinco años el PIB se expandió en un 11,3%, los empleados públicos crecieron a más del doble de ese ritmo sin que hubiera una mejora perceptible en los servicios que proveen a la población del país. Los trámites no son más cortos, las colas en los hospitales se empeoraron, y la calidad de la educación no mejoró en ningún aspecto.
El costo que significó esta política de llenar de funcionarios al aparato público no fue menor. En la administración central del Estado, el gasto en personal aumentó desde 4,3% del PIB en 2013 a 4,9% del PIB en 2018, lo que significan 0,6 puntos porcentuales del PIB de mayor gasto en el sector fiscal. En los municipios, el gasto en personal aumentó desde 1,6 a 2,0% del PIB, lo que significan 0,4 puntos porcentuales del PIB de mayor gasto en el sector municipal. En el resto del sector público el aumento en personal pasó desde 3 a 3,9% del PIB, es decir, 0,9 puntos porcentuales del PIB adicionales. Sumando estos efectos, se obtienen 1,9 puntos porcentuales del PIB de mayor gasto en personal del sector público.
Estos 1,9 puntos porcentuales del PIB son cercanos a la recaudación efectiva que generó la última reforma tributaria. Por ello, se podría inferir que el resultado práctico de la última alza de impuestos fue permitir el financiamiento de la contratación masiva de funcionarios públicos.
Si se pudieran rebajar estos 1,9 puntos porcentuales del PIB de exceso de gasto público, el déficit fiscal se reduciría dramáticamente. Se tendría un equilibrio estructural en las cuentas fiscales (actualmente el déficit fiscal estructural se estima en dos puntos porcentuales del PIB) y Chile tendría sus finanzas públicas completamente saneadas.
El año pasado los empleados públicos ganaron en promedio un 45% más que el resto de los trabajadores del país. El fisco ha sido generoso con sus reajustes del sector público. Si se utiliza el índice de remuneraciones del INE, se observa que el mayor aumento nominal de remuneraciones está precisamente en la administración pública.