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El triunfalismo pandémico de Xi se derrumba

Gideon Rachman © 2022 The Financial Times Ltd.

Por: Gideon Rachman | Publicado: Miércoles 30 de noviembre de 2022 a las 04:00 hrs.
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Gideon Rachman

En su discurso de Año Nuevo de 2021, Xi Jinping se jactó del éxito de la política china de cero Covid. Casi dos años después, la campaña de Xi para presentar la gestión de la pandemia por parte de China como un triunfo personal y sistémico se está derrumbando. El aumento de las manifestaciones contra su política de cero Covid representa un enorme desprestigio para el líder chino. Parecen el desafío más serio a su liderazgo desde que llegó al poder hace una década.

Es cierto que China ha registrado muchas menos muertes per cápita por Covid-19 que EEUU. Pero los costos de aplicar una política de cero Covid son cada vez más evidentes. A medida que se ha estancado la economía, el desempleo juvenil en China ha aumentado a casi el 20%.

“La arrogancia y el autoritarismo del Presidente Xi Jinping han atrapado a China en interminables confinamientos sanitarios”.

La tensión social por los prolongados y frecuentes confinamientos también ha sido inmensa. Los dos meses de severas restricciones en Shanghái a principios de este año acapararon los titulares de todo el mundo. Algunos creían que esto supondría un punto de inflexión que obligaría a Xi a replantearse la política de cero Covid. En cambio, en el reciente congreso del partido, Xi ascendió al jefe del partido de Shanghái responsable del confinamiento, Li Qiang, al segundo puesto más alto del partido comunista. Fue una señal de que no se vislumbraba el fin de la política de cero Covid.

Las imágenes de multitudes sin mascarillas, procedentes de todo el mundo, viendo la Copa Mundial de fútbol en Qatar les han demostrado a los chinos que los ciudadanos de otros países han escapado de la trampa de los confinamientos interminables. En cambio, China enfrenta la perspectiva de un cuarto año de restricciones draconianas a la libertad.

Tras atribuirse el mérito de la gestión china de las primeras fases de la pandemia, Xi no puede evitar asumir la culpa de la crisis actual. Sobre todo, su decisión de no importar vacunas extranjeras más eficaces ha aumentado el riesgo de relajar sus confinamientos. Ese fracaso está relacionado con el nacionalismo de Xi, que inició una política “Hecho en China” para tecnologías clave en 2015. Un líder que dice tener una compasión ilimitada por el pueblo chino resulta ser demasiado orgulloso para importar vacunas eficaces que podrían salvar sus vidas.

Los confinamientos provocados por la política de cero Covid también son un reflejo de la personalidad obstinada y el autoritarismo innato de Xi. A los manifestantes chinos no se les escapa que las tecnologías desarrolladas para rastrear los movimientos de las personas —en nombre de la lucha contra Covid— podrían sobrevivir a la pandemia y convertirse en un método permanente y siniestro de control político y social.

En términos más generales, los fallos de Xi en Covid-19 son los característicos del gobierno de un autócrata, que invierte demasiado poder y autoridad en un solo líder. Una vez que ese autócrata toma una decisión desastrosa —como hizo Vladimir Putin cuando invadió Ucrania—, el sistema es incapaz de cambiar el rumbo, porque no se puede cuestionar el juicio del líder. Ese mismo patrón se está reproduciendo ahora en China.

El momento en el que los manifestantes salen a la calle es siempre un momento de máximo peligro para un líder autoritario. Desafortunadamente, parece probable que todo el instinto de Xi sea responder con la fuerza policial y la represión.

La represión puede funcionar en China, como lo ha hecho hasta ahora para aplastar las protestas en Rusia, Irán y Bielorrusia. Pero el mito cuidadosamente construido de la sabiduría, el poder y la infalibilidad de Xi no puede sobrevivir al colapso de sus políticas de cero Covid.

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