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El rol protagónico de los servicios en la política comercial de Chile

LORETO LEYTON, directora ejecutiva Fundación Chilena del Pacífico

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A la luz de los resultados del 2024 en materia comercial internacional, hay razones para estar satisfechos, muy en especial luego de conocerse que, por primera vez, el país superó los US$ 100 mil millones en exportaciones. Pero si hay un titular ganado por derecho propio, ese es el del auge de las exportaciones de servicios (tradicionales y no tradicionales), las que también por primera vez superaron la barrera de los US$ 2.500 millones, de acuerdo con el informe comercial de noviembre de la Subrei.

Estos resultados son doblemente meritorios: por un lado, por lo que dicen de la capacidad de planificación y gestión de los actores públicos y privados involucrados; y, por otro, porque avanzar en este terreno obliga a afinar habilidades y capacidades, incluidas las necesarias adelantar escenarios que se enturbian por los remolinos de la geopolítica de un sistema en transformación; la fragmentación económica que se deriva de un proceso de esa magnitud; la guerra comercial que utiliza los aranceles como balas; las disrupciones por conflictos armados; las urgencias que impone la agenda de sustentabilidad; y, por cierto, por los cambios en prácticamente todas las dimensiones de la economía, como resultado de la digitalización e irrupción de la IA.

Pero volvamos al plano de los servicios, cuyo avance en el 2024 valoramos especialmente y donde tenemos el mayor potencial de crecimiento. ¿Por qué?, en parte por la decidida incorporación de servicios en la estrategia de negociaciones comerciales, de manera que acuerdos, nuevos o actualizados, aseguren los espacios adecuados para su aprovechamiento por prestadores locales y, por otra, por una creciente sofisticación de la oferta nacional, que ahora incluye ámbitos como cloud centers, soporte logístico, I+D en ciencias médicas y farmacéuticas, servicios financieros y diseño de softwares, entre otros.

Los servicios, además, permiten mayores márgenes de diferenciación con respecto a otros países basados en la exportación de recursos minerales, forestales y alimentos, al tiempo que son una plataforma potente para la incorporación de nuevos sectores productivos a los flujos del comercio. Constituyen, además, un espacio favorable para la incorporación de las PYME y pueden operar como un tren de alta velocidad para avanzar en los esfuerzos para dar forma a un comercio crecientemente inclusivo y mantener la legitimidad social del modelo exportador.

A fines del 2023 en Chile existían 1.194.430 MiPymes; sin embargo, apenas el 0,36% registraba algún tipo de actividad exportadora. Si bien es probable que estos indicadores sean levemente mejores en el total del 2024, es indudable que el espacio de mejora es astronómico.

Constatamos avances en nuestra política comercial; mejor aún, con todo, es que haya espacios de crecimiento, entre ellos nuevos mercados en la vibrante Asia Pacífico (saludamos los avances en la zona ASEAN, por ejemplo) y en “nuestra” Alianza del Pacífico, que aún muestra números de comercio intrarregional bajísimos.

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