Click acá para ir directamente al contenido
Columnistas

El reto de la reducción impositiva: ¿Oportunidad o riesgo?

Gonzalo Ferraz de Andrade abogado tributario Arteaga Gorziglia

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 18 de febrero de 2025 a las 04:00 hrs.

Recientemente el ministro de Hacienda de Chile, Mario Marcel, abrió la puerta a la posibilidad de reducir la tasa impositiva corporativa (el impuesto de primera categoría) del 27% al 24%, un paso que, en teoría, podría atraer más inversión y mejorar la competitividad global del país.

Chile ha sido históricamente reconocido por su tasa impositiva corporativa relativamente alta en comparación con otros países de la región. Desde el 2019, la tasa se fijó en un 27%, y aunque se redujo para las PYME, la carga fiscal sobre las empresas sigue siendo considerable. En países como Uruguay o Argentina, incluso se proyectan reducciones fiscales que podrían situarse por debajo del nivel chileno. La competencia por atraer inversión extranjera ha llevado a otros países, como Irlanda y Estados Unidos, a bajar sus tasas corporativas para incentivar el flujo de capital.

“La pregunta es si esta reducción será suficiente para lograr los resultados esperados o si, por el contrario, creará distorsiones fiscales que terminen perjudicando el crecimiento económico del país”.

Es en este contexto de creciente competencia global, donde el Gobierno plantea una disminución de la tasa impositiva corporativa, puede ser clave para reactivar la inversión interna y externa. La pregunta es si esta reducción será suficiente para lograr los resultados esperados o si, por el contrario, creará distorsiones fiscales que terminen perjudicando el crecimiento económico del país.

Si bien la propuesta contempla una reducción en la tasa corporativa, el Gobierno también ha sugerido una serie de medidas adicionales, como el aumento en los impuestos sobre la primera distribución de dividendos y una modificación en la estructura del impuesto corporativo. Si el ajuste no se maneja con precisión, podría resultar en una carga fiscal igual o incluso mayor para los inversionistas, lo que limitaría el impacto positivo esperado sobre la inversión.

Además, la medida busca ser “neutra” en términos fiscales, lo que significa que se debe compensar la menor recaudación. Una de las medidas compensatorias señalas por el Gobierno sería volver a aumentar la carga tributaria sobre los tramos más altos del impuesto global complementario. Hay que tener cuanta que el último tramo ya está tributando con una tasa marginal de 40% y seguir subiendo esta carga puede traer efectos adversos como la informalidad, más allá de la injustica de grabar de forma más severa a las rentas del trabajo que las del capital.

Una medida compensatoria propuesta por la OCDE es el aumento en la base de contribuyentes, especialmente para los que ganan menos de $900.000 mensuales (aproximadamente), actualmente, exentos del impuesto a la renta. Si bien, políticamente, esto puede ser impopular, podría generar un impacto positivo en la recaudación fiscal sin necesidad de aumentar las tasas impositivas para los segmentos de mayores ingresos. En este sentido, el Gobierno también debería revisar otras áreas de la reforma tributaria, como la implementación de las recién reformadas normas que regulan elusión y evasión fiscal, y la pendiente reforma a los impuestos correctivos o verdes. Para que la reforma fiscal sea efectiva, es necesario un enfoque integral que no solo reduzca impuestos, sino que también promueva una mayor equidad en la distribución de la carga tributaria.

Un asunto relevante es la temporalidad de los efectos de esta medida. Si bien una reducción de impuestos podría generar un alivio inmediato para las empresas, lo cierto es que los efectos sobre la atracción de inversión extranjera podrían tardar más en materializarse. Es probable que los resultados sean visibles en un plazo de 5 años, una estimación que invita a la reflexión sobre la paciencia necesaria para que las reformas fiscales produzcan los efectos esperados.

El desafío no se limita solo a reducir la tasa impositiva corporativa. Si bien una reforma fiscal que disminuya la carga a las empresas podría impulsar el crecimiento, también es crucial abordar las deficiencias estructurales del sistema tributario chileno. Además de la reducción de impuestos a las empresas, se debería considerar simplificar el cumplimiento tributario, Chile es uno de los países de la OCDE que más hora dedica por contribuyente a este punto. Una propuesta planteada por muchos expertos es un monotributo para las PYME.

La propuesta de reducción de impuestos corporativos es, en principio, una buena noticia para aquellos que creen que el país necesita ser más competitivo en el escenario global. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la medida debe ir acompañada de un paquete fiscal que no distorsione los equilibrios económicos. La política tributaria debe orientarse hacia un crecimiento sostenible, con una adecuada redistribución de la carga fiscal que no perjudique a los sectores más vulnerables ni provoque un aumento de la informalidad. Solo el tiempo dirá si las medidas adoptadas realmente contribuirán a un mayor crecimiento económico o si, por el contrario, terminarán profundizando las brechas fiscales del país.

Te recomendamos