El nuevo Renminbi
No deja de sorprender la rapidez con que la moneda china comienza a ser utilizada...
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No deja de sorprender la rapidez con que la moneda china comienza a ser utilizada. La facturación denominada en Renminbi (RMB), que partió de cero en 2008, hoy ya supera el 8% del total del comercio exterior.
Aunque no es usual que un país internacionalice su moneda antes de abrir su cuenta de capital, la sucesiva relajación de restricciones ha logrado que la “moneda del pueblo” comience a acompañar no sólo el comercio exterior, sino también préstamos, inversión extranjera directa y de portafolio.
La internacionalización de la moneda no pasaría del mero chovinismo si los socios comerciales no apreciaran ventajas en aceptar el RMB. El control del riesgo cambiario y el ahorro en costos de transacción son los beneficios principales, pero inversionistas de portafolio ven también ventajas en la diversificación.
Como se sabe, el yuan, principal unidad del RMB, no es convertible libremente en el continente (CNY). Sin embargo, desde 2010, las autoridades permiten transarlo con menos restricciones dentro de Hong Kong, creando así el espacio para un RMB off-shore (CNH). En la práctica, esta “nueva moneda” es convertible para la mayor parte de las transacciones, excepto cuando implican entradas de capital a China continental.
El CNH ha ido aumentando su liquidez. A fines de 2011, los depósitos mantenidos en bancos alcanzaban alrededor de US$ 93.000 millones y las solas operaciones de comercio exterior del último mes sumaron unos US$ 37.800 millones. El mercado se alimenta de depósitos de residentes, retención de exportadores extranjeros que operan en HK y compras de ciudadanos de china continental. También de transacciones transfronterizas de importadores, exportadores e inversionistas institucionales calificados debidamente autorizados.
Si se atiende a los volúmenes de comercio bilateral, la moneda china debería interesarnos. En menos de diez años, la participación de China como destino de exportación chilena pasó desde el 5,0% al 23,2% (algo menor en importaciones), desviación de comercio que entre otras cosas, sirvió bien a nuestra rápida recuperación de la crisis de 2008. Pero además del comercio de bienes, China empieza a mostrar presencia en la inversión directa (v.gr. intenciones de construir una conexión ferroviaria alternativa al canal de Panamá vía Colombia; gestiones para operar el gas argentino). Las presiones al alza de salarios hacen previsible una presencia creciente.
Al revés, los inversionistas latinoamericanos han comenzado a diversificar sus carteras para incluir el RMB (v.gr. más del 1% de las reservas internacionales de Chile estaban en esa moneda a fines de 2011) tal como lo hacen fondos soberanos y de pensiones de diversas regiones.
En HK, los depósitos y los bonos del gobierno y empresas (Dim Sum market), son los principales activos financieros disponibles. Los extranjeros no requieren autorización especial para emitir bonos. Tampoco necesitan tener presencia en China y no existen impuestos a los intereses ni a las ganancias de capital. El Banco Mundial ha colocado en Hong Kong emisiones denominadas en moneda china, pero también McDonald’s, Unilever, BP, Volkswagen y Tesco.
Se presentan así nuevas oportunidades de administrar el riesgo de monedas en el comercio exterior, diversificar activos financieros, y eventualmente, tomar posiciones sobre la base de las propias expectativas respecto del tipo de cambio.
Por ahora, los mercados de CNY y CNH no permiten el arbitraje. Subsiste un conjunto de regulaciones que restringe la entrada de RMB al continente (diríamos, una versión extrema de desaliento a los “capitales golondrina”). Sin embargo, ninguna de ellas ha sido obstáculo para el continuo desarrollo del mercado off-shore. Y mientras el mercado del CNH gana profundidad, las oportunidades de hacer negocios con China ponen a nuestro alcance cada vez mejores herramientas financieras para un comercio más eficiente y menos expuesto a los riesgos cambiarios.