Cuando se dice que hay cerca de US$ 250 mil millones acumulados en el Fondo de Utilidad Tributaria (FUT), lo que se quiere decir es que esa cantidad de dinero no ha sido retirada por sus dueños y permanece en la empresa.
Cuando esos dueños retiren las sumas que les pertenece, bien sea para mandarlas al exterior, si es que son inversionistas extranjeros, o para dedicarlas a gastos personales, si es que son chilenos, se deberá determinar cuáles son los impuestos que esos dueños deben pagar (o los que les deben devolver) por las cantidades retiradas. En efecto, algunas de estas personas deberán pagar impuestos por esas sumas y otras recibirán del Fisco una devolución por los impuestos pagados por la empresa (las personas cuya tasa de impuesto personal sea menor al 20%).
Se estima, en base a estudios estadísticos, que el resultado neto entre las devoluciones y los pagos de impuestos arrojará un balance positivo para el fisco, de algo entre US$ 50 mil millones, (según los más optimistas, que estiman que falta por pagar un 20%, de impuestos sobre esa suma) y US$ 30 mil millones (los que estiman que la tasa efectiva no será del 20% sino más baja producto de “netear” devoluciones, tasas rebajadas del Impuesto Adicional y otros).
En definitiva, en el mejor de los casos para el Fisco, los dueños tienen derecho a retirar utilidades por el 80% de los US$ 250 mil millones, es decir US$ 200 mil millones, y el fisco tiene derecho a retirar US$ 50 mil millones.
En otras palabras, al terminar con el FUT se acaba el “1+1” (lema que popularizó el Hogar de Cristo), con la diferencia que acá era “4+1”.
En efecto, la promesa no explicitada suficientemente, era que por cada $ 4 que los empresarios (todos los empresarios, grandes, medianos o chicos) pusieran en el FUT, el Fisco pondría 1.
Y la promesa señalaba que ese FUT, integrado por empresarios y Fisco, se destinaría a inversión, crecimiento, innovación y nuevos emprendimientos, tal como en la práctica ha sucedido.
Nadie, ni los comandos de los equipos presidenciales que quieren matar al FUT (¿por eso se llamarán “comandos”?) niegan que este sistema contribuyó, durante los últimos casi 30 años a potenciar el crecimiento económico del país.
Es importante entonces darse cuenta que cuando se acabe el FUT, el Fisco podrá usar ese “peso” con que contribuía al crecimiento de Chile, en otras áreas tanto o más importantes, pero casi con seguridad carecerá del elemento multiplicador que daban los empresarios al poner por cada peso, otros 4.
Si el problema es que hubo empresarios (que si los hubo, o si los hay) que se llevaron el FUT “para la casa”, y no invirtieron, ni pagaron los impuestos que deberían haber pagado, entonces fiscalicemos mejor, y sancionemos a los responsables; pero no porque haya habido algunos abusadores terminemos con un modelo que ha probado ser beneficiosos para el país.