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Columnistas

El costo informático del cambio de hora

Ultimamente a nuestros gobiernos les ha fascinado jugar con los cambios de hora. Parece que hubieran descubierto un poder que no sabían que tenían y no pueden soportar la tentación de aplicarlo cuantas veces quieran.

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 3 de mayo de 2011 a las 05:00 hrs.

Ultimamente a nuestros gobiernos les ha fascinado jugar con los cambios de hora. Parece que hubieran descubierto un poder que no sabían que tenían y no pueden soportar la tentación de aplicarlo cuantas veces quieran. Y, para mostrar que son poderosos, lo aplican unos pocos días antes, sin aviso previo. Total, no cuesta mucho cambiar los relojes (o no cambiarlos), y una hora más o menos al día a nadie le importa.

Pero existe un universo paralelo en que un cambio en el cambio de hora es una pesadilla: el mundo informático. Para nosotros, un anuncio de este tipo enciende todas las alarmas; es equivalente a un ataque anunciado a nuestras instalaciones, y se requiere un plan, una revisión completa del evento e incluso la presencia de ingenieros en terreno a las doce de la noche para supervisar que todo sobreviva en buenas condiciones.

A pesar de que la informática está en todas partes y dependemos de ella como sociedad completa, por alguna razón nunca se mira ni se analiza en la ecuación de los costos y beneficios de las decisiones políticas. Nuestros líderes parecen no percibir que la economía nacional funciona gracias a la informática. En un país donde el ingeniero informático es un bien escaso, resulta criminal gastar tres días-ingeniero en cada empresa que tiene servidores 24 horas por siete días, por cada modificación en el cambio de hora, que es el costo estimado del cambio. Pero, ¿por qué resulta tan caro?, ¿la hora no es un “parámetro no más” como dijo el ministro Golborne en su twitter? 
Existen reglas distribuidas con las aplicaciones y los sistemas operativos que contienen las fechas de los cambios de hora para todos los países del mundo, que permiten operar en un mundo más o menos estable. El problema es causado por los cambios intempestivos a esas reglas. Incluso la decisión de no cambiar la hora es un desastre, ya que las reglas dicen que sí se cambia. Lo peor es que las reglas no están en un solo lugar, siendo fácil tener contradicciones dentro de un mismo computador.

Estoy convencido de que cualquier ahorro que generen estas modificaciones en el cambio de hora es inferior al costo que estamos pagando: ingenieros desperdiciados, fallas de software, reuniones fallidas, procesos que no se realizaron...

Señores ministros, por favor, cuando deseen aplicar su poder, ¡conversen con los informáticos primero!

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