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Alto contrasteLas candidaturas presidenciales que competirán en segunda vuelta tienen en común el hecho que deberán contar con más y nuevos recursos permanentes para hacer frente a las crecientes demandas sociales relacionadas con educación, salud, seguridad, entre otras.
Lo que no resulta tan común es la forma en que pretenden obtener tales recursos y la cantidad. Las propuestas van desde elevar tasas de impuestos a cambiar las bases de tributación, terminando de paso con el fondo de utilidades tributarias (FUT), eliminar ciertos sistemas de franquicias, apuntando a evitar distorsiones que posibilitan la elusión, a perfeccionar los controles y la fiscalización y enfocarse en el crecimiento y protección de las pyme.
Resulta curiosa la tan amplia gama de posibilidades y no podemos dejar de preguntarnos ¿cuál es el rol que realmente debe jugar un sistema tributario? ¿debe preferentemente recaudar? o ¿debe recaudar e influir en la distribución de la riqueza? ¿debe fomentar el crecimiento, empleo y nuevos emprendimientos? Aparecen múltiples objetivos asignados a los sistemas impositivos, que parecieran hasta antagónicos entre sí.
Otras inquietudes que surgen dicen relación con el nivel de incremento que deberían experimentar las tasas de impuestos a la renta, tanto a nivel de las empresas como de las personas, sin que realmente afecte a los aspectos mencionados. En esto, atender fundamentos racionales y objetivos, antes que especies de “dogmas tributarios”.
Por otra parte, está la preocupación por los impactos en la llamada “clase media”, especialmente el segmento de dependientes, ¿por qué no se plantea aquí la posibilidad de aumentar de manera significativa el tramo de rentas exentas de segunda categoría? Quizás llegó el momento de efectuar definiciones coherentes y razonables de lo que se entiende por tal segmento.
En este espectro amplio de medidas hasta ahora propuestas no se menciona mucho sobre otros tributos que en su momento han sido criticados, como son las patentes municipales y el impuesto de herencia, ambos percibidos como expropiatorios, que generan distorsiones que no siempre se aprecian.
De cara al nuevo período de gobierno que se iniciará, será fundamental llevar a cabo un proceso serio e integral, que sin perder de vista las innumerables demandas sociales que deberán atenderse, no se termine por lo que tantas veces nos ocurre: desvestir un santo para vestir otro.
Es de esperar que después del fragor de las elecciones, las mentes se iluminen en torno a dar la debida atención y consideración a todos los factores y conceptos que darán forma y soportarán las decisiones y sistemas que impulsen al país al verdadero desarrollo, ¿por qué no?
