Directorios de startups

En Chile ha aumentado significativamente el número de emprendimientos o startups en el último tiempo. Se trata de una tendencia que pareciera va a continuar a futuro, ya que el interés por emprender es cada vez mayor en diversos grupos, uno de los cuales son los alumnos egresados de las carreras de ingeniería civil e ingeniería comercial en los últimos 10 años. Luego, son miles las personas que inician cada año el fascinante pero difícil camino del emprendimiento. Digo difícil porque en la práctica es bastante baja la tasa de los emprendimientos que terminan siendo exitosos con el paso del tiempo.

Quizás producto del alto riesgo que tiene esta actividad es que me preguntan frecuentemente qué pienso respecto de los directorios de los startups. En particular si son necesarios y en qué medida son distintos a los directorios de las empresas establecidas.

Respecto a si son o no necesarios, creo que no lo son en general, especialmente en los startups en etapas tempranas, es decir cuando se está investigando una idea de negocio, desarrollando un prototipo o intentando ver si hay interés en el mercado por adquirir un producto o servicio nuevo. Sí puede justificarse en algunos casos tener un asesor o un consejo asesor para que los emprendedores puedan recibir consejos de parte de terceros que tengan capacidades y/o experiencias relevantes para lograr avanzar con los emprendimientos.

Ahora, cuando los startups superan las etapas anteriores y requieren escalar y hacer crecer de forma significativa sus ventas, la situación cambia. En esta nueva etapa usualmente se requiere de la llegada de un inversionista o inversionistas que aporten financiamiento adicional al entregado inicialmente por los fundadores y sus círculos de familiares y amistades. Ello hace indispensable contar con un directorio que maneje la relación entre los emprendedores y los inversionistas, además de cumplir con las labores de dirección propias que corresponde desarrollar a los directorios.

Se trata, eso sí, especialmente cuando se trata de startups no muy maduros como empresas, de directorios algo diferentes a los de las empresas establecidas, en el sentido que cumplen no tanto con labores de supervisión sino que más de apoyo a la administración. En ocasiones incluso pueden haber directores que colaboren en el desarrollo de productos, la comercialización, el financiamiento u otras labores operativas. No obstante, llega un minuto en que el desarrollo de la empresa hace indispensable que el directorio asuma un rol más directivo y deba involucrarse en tareas propias de dicho rol. Por ejemplo analizar si el equipo gerencial tiene la profundidad y experiencia necesaria para manejar la empresa en la fase siguiente.

Por lo anterior, el perfil de los directores es fundamental en los startups. Muchos emprendedores cometen el error de buscar grandes nombres o poner a amigos o gente de su confianza de directores en circunstancias que lo verdaderamente importante es escoger personas con las capacidades y experiencias relevantes para apoyarlos en la etapa puntual en que ésta se encuentra como empresa. Además es fundamental que sean personas que puedan asignar el tiempo requerido para cumplir debidamente su rol.

En lo que respecta al tamaño de los directorios, conviene partir con pocos integrantes y agregar más miembros cuando el tamaño y/o la complejidad del negocio lo justifique y/o en la medida que la llegada de nuevos inversionistas lo haga necesario.

En los startups es fundamental que los directores conozcan en qué está la empresa y cuáles son sus principales desafíos y prioridades. En efecto, la mayor restricción de recursos financieros y la necesidad de obtener resultados concretos hacen necesario priorizar todo tipo de esfuerzos para lograr que la empresa se haga de un espacio de mercado y logre sobrevivir. Asimismo, lo ideal es que los directores lleguen a los directorios preparados en los temas en que es fácil pre-informarlos, de modo tal de ocupar el tiempo de las reuniones en los temas más relevantes.