DF Conexión a China | La política económica china está empezando a cambiar
Christy Tan, Estratega de inversión del Instituto Franklin Templeton
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Christy Tan
Antes he sostenido que el consumo interno de China es la mayor oportunidad alcista en los próximos seis a doce meses. Muchos no estarán de acuerdo conmigo, ya que los últimos datos macroeconómicos han revelado una recuperación más accidentada de lo esperado tras la reapertura posterior a la pandemia de COVID.
La confianza de los consumidores ha sido desigual, mientras que la recuperación del sector de los servicios ha sido más alentadora. Estas circunstancias han llevado a los responsables políticos a actuar con cautela. Sin embargo, cada vez hay más indicios de que se están poniendo en marcha más medidas de estímulo, como el reciente anuncio de apoyo al sector privado.
“Cada vez hay más indicios de que se están poniendo en marcha más medidas de estímulo, como el apoyo al sector privado”.
En los últimos seis meses, la reapertura de China no ha aportado el crecimiento que el presidente Xi Jinping y su Gobierno favorecen, por lo que la política está empezando a cambiar. Como se ha informado en los medios de comunicación, China está estudiando un nuevo paquete de medidas de apoyo al mercado inmobiliario y los organismos reguladores están considerando una nueva cesta de medidas, entre las que se incluyen la reducción de los pagos iniciales en algunas zonas no centrales de ciudades clave, una mayor relajación de las restricciones de compra, así como el perfeccionamiento y la ampliación de las políticas anunciadas en las «16 medidas financieras» a partir de noviembre de 2022.
Además, los medios de comunicación indican que las autoridades chinas están orientando a los grandes bancos para que bajen los tipos de interés de los depósitos en 10 puntos básicos (pb). Esto precedió al anuncio del Banco Popular de China de un recorte de 10 puntos básicos en el tipo de recompra a siete días desde el 2%. Puede que la medida sea pequeña, pero transmite su intención de impulsar el crecimiento.
La política fiscal se flexibilizará de forma selectiva y mesurada. Beijing entiende que es necesario contar con el apoyo del gobierno para frenar el deterioro de la confianza nacional en la recuperación. Los inversores locales y extranjeros siguen de cerca las respuestas políticas, ya que el gobierno toma decisiones cruciales para el crecimiento y la creación de riqueza en China a medio plazo.
Los bajistas señalan los riesgos de deflación, un desempleo juvenil sin precedentes, escasas señales de recuperación de la inversión extranjera directa (IED) y las elevadas tensiones entre Estados Unidos y China, que obstaculizan el comercio bilateral y los flujos de inversión transfronterizos.
Algunos inversores extranjeros cuestionan ahora el papel de China como contribuyente al crecimiento económico mundial. Esas preocupaciones parecen exageradas. Es cierto que entre 2013 y 2021 la contribución media de China al crecimiento económico mundial superó el 30%, ocupando el primer lugar en todo el mundo, un nivel que probablemente no pueda mantenerse. Pero al hacerlo, China pasó a ser una gran economía y una fuerza importante en el PIB mundial. En 2021, el PIB de China representaba el 18% de la producción mundial, frente al 11% en 2012. El PIB real de China creció a una tasa media anual del 6,6% entre 2013 y 2021, frente al 3,0% de la economía mundial y el 4,1% de las economías en desarrollo.
La conclusión es que el bienestar de China desempeñará un papel vital en la prosperidad del resto del mundo. El crecimiento de China durante las perturbaciones mundiales de este siglo ha amortiguado las sacudidas de otras economías. La preocupación por el papel cada vez menos importante que desempeña China como pilar mundial está fuera de lugar.