DF Conexión a China | El hidrógeno en el intercambio Chile-China
Juan Esteban Musalem Presidente Cámara Chileno China de Comercio, Industria y Turismo CHICIT
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Juan Esteban Musalem
A principios de marzo, en Baotou, ciudad china ubicada en la región autónoma de Mongolia Interior, en el norte del país, el productor de camiones pesados Beiben Trucks Group Co., lanzó una nueva unidad alimentada por pilas de combustible de hidrógeno de 100 kilovatios. El vehículo, que puede trabajar a temperaturas de hasta 30 grados centígrados bajo cero, forma parte de una línea de camiones pesados que Beiben busca desarrollar para múltiples propósitos.
El hecho quizás no debiera sorprender a nadie, dado el amplio despliegue tecnológico en que viene embarcada China desde hace varias décadas. No obstante, el uso del hidrógeno como combustible y fuente de energía renovable se está abriendo paso a una velocidad tan extraordinaria, que sus proyecciones económicas ya están siendo consideradas por numerosas compañías y en una diversidad de países, incluido Chile.
Firmas como la surcoreana Hyundai Motor han anunciado que construirán en China plantas de sistemas de pilas de combustible de hidrógeno, con el propósito de incursionar en el mercado de vehículos impulsados con esta nueva tecnología, con una producción inicial de 6.500 unidades al año. En línea con los planes del propio gobierno chino de proveer, para 2035, un total de un millón de vehículos propulsados por el nuevo combustible. Asimismo, la petrolera Sinopec, una de las principales de China, y cuya meta es liderar el mercado local del hidrógeno, ha destinado importantes recursos durante los últimos años para la producción y transporte del elemento químico, además de estar construyendo estaciones de carga en varios puntos del país. La primera fue inaugurada en 2019, en Foshan, provincia de Guangdong, dentro de un horizonte total de 1.000 estaciones para 2030.
Los vehículos que funcionan con pilas de hidrógeno ya existen desde hace años. Sin embargo, todavía son automóviles que rondan los US$ 90.000, mucho más caros que sus similares eléctricos. Aunque su gran ventaja respecto de ellos es que se cargan de manera semejante a los que tienen un motor de explosión, y en un tiempo muy parecido, tres a cinco minutos, a diferencia de las varias horas de recarga que implica un vehículo eléctrico.
El panorama es bastante claro. Los párrafos anteriores revelan mínimamente las razones por las cuales el hidrógeno se transformará en uno de los combustibles del futuro. Y por eso resulta alentador que desde el Gobierno chileno anuncien que ya hay unos 40 proyectos relacionados, con el objetivo de aprovechar “nuestras excepcionales condiciones para producir y exportar hidrógeno verde”. El proyecto anunciado recientemente por la firma de capitales norteamericanos AES Gener es uno de ellos. Al que muy pronto debieran sumarse otros de capitales chinos.