Deuda consolidada y credenciales financieras
ENRIQUE MARSHALL Director Magíster en Banca y Mercados Financieros PUCV, Exvicepresidente del Banco Central
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ENRIQUE MARSHALL
El proyecto de deuda consolidada en trámite en el Congreso Nacional es una iniciativa muy bien orientada, que favorece la modernización del sistema financiero y el progresivo avance hacia un modelo de finanzas abiertas.
El proyecto es bueno para todas las partes involucradas. Las instituciones financieras contarán con más y mejor información para evaluar los riesgos asumidos; las autoridades podrán hacer un mejor seguimiento de aquellos con impacto sistémico; por su parte, los clientes se beneficiarán en la medida que se ubicarán en el centro del nuevo ecosistema.
Todos esos efectos positivos se desplegarán en la medida que el nuevo registro de obligaciones cuente con un buen diseño. En esto, la recomendación es no innovar en demasía, sino recoger las mejores prácticas internacionales.
“El proyecto que se discute hoy en el Congreso es un paso decisivo hacia un sistema financiero más eficiente y competitivo”.
Primeramente, es fundamental mantener un acceso expedito al sistema para todos los intermediarios financieros, incluidas las Fintech, que tengan interés legítimo en la información contenida en él. Enseguida, el consentimiento de los clientes debe quedar sujeto a reglas simples, de fácil implementación. El consentimiento tácito, por ejemplo, debería estar contemplado para quienes han presentado una solicitud o mantienen operaciones vigentes.
Un principio esencial es que los datos ingresados permanezcan en el sistema, sin forzar eliminaciones artificiales, que comprometan la integridad o veracidad de los antecedentes disponibles y, por tanto, el uso que se pueda hacer de ellos.
Otro asunto importante es reforzar el rol complementario que desempeñan los burós de crédito en orden a mejorar la información financiera disponible. En esa perspectiva es clave que estos tengan acceso a los datos del registro; también es importante que estas firmas puedan recopilar directamente información positiva de distintas fuentes públicas y privadas.
Sobre esa base, los burós pueden facilitar la transición hacia un sistema de credenciales en línea con lo que se conoce como “credit scoring” en economías avanzas. Con ello, también ayudan a la creación de historias de crédito que brindan garantía reputacional a las personas al momento de solicitar un crédito. Esto último es muy valioso para quienes carecen de otro tipo de cauciones.
Los beneficios de un sistema que avanza en esa dirección son evidentes: favorece la inclusión financiera; amplía el espectro de potenciales oferentes; aumenta la competencia; reduce las asimetrías de información; y genera condiciones para que las tasas de interés reflejen de mejor forma los perfiles de riesgo de los clientes.
El proyecto que se discute hoy en el Congreso es un paso decisivo hacia un sistema financiero más eficiente y competitivo. Si ello va acompañado de un buen esquema de credenciales, el beneficio para las personas será óptimo.