Competencia en servicios financieros: la necesidad de una agenda
Por estos días son frecuentes los comentarios sobre el nivel de competencia de los servicios financieros, en especial, para personas...
Por estos días son frecuentes los comentarios sobre el nivel de competencia de los servicios financieros, en especial, para personas. Así, se mencionan las tasas de los créditos de consumo, la posible licitación de seguros asociados a créditos hipotecarios, las ventas atadas y conjuntas, el Sernac Financiero, las bases de datos consolidadas y los créditos universales. Parece que cuando el río suena…
Una forma de avanzar en esta discusión, es verificar la (in)existencia de elementos básicos requeridos en un mercado para asegurar una adecuada competencia.
Un primer elemento es la disponibilidad de información relevante para los clientes, lo que se refiere a su oportunidad, completitud, estandarización, simplicidad y medios de acceso, de forma tal que estos estén conscientes de las implicancias de sus decisiones y tengan la motivación para buscar las mejores alternativas. La complejidad inherente a los servicios financieros no justifica la situación actual, como lo demuestran los ejemplos de información simplificada, estandarizada y comparable de los multifondos de las AFP, o en el caso de los seguros obligatorios SOAP. Así, un mercado con clientes informados respecto a los oferentes de la categoría, los productos que está contratando y sus precios, permite que ellos tengan clara conciencia de sus decisiones y transformarse en actores activos del proceso.
Un segundo elemento dice relación con permitir la recaudación electrónica de cuotas de créditos a través de cuentas de otros bancos, asegurando bajos costos y eficiencia asociada a esta modalidad para todos los actores, pero sin requerir la “venta conjunta” de cuentas cuando se desea optar a un crédito en un banco diferente a donde posee su cuenta. Esto aumenta la competencia entre todos los actores y fomenta la bancarización por menores costos y economías de escala de las redes electrónicas.
Un tercer elemento dice relación con la movilidad de los clientes entre instituciones. Sin embargo, en la práctica, la tenencia de la garantía en un banco en particular y la inexistencia de una base de deudores global con un “certificado de conducta”, hacen muy engorroso lo anterior. Una Central de Garantías Hipotecarias, que asegurara un valor de tasación y calidad de los títulos de las propiedades y una base de datos consolidada con el registro de deudas y pagos de créditos, resolvería lo anterior, en especial para aquellos clientes independientes y/o con algún grado de informalidad, cuyo único y principal activo es su “intachable conducta de pago”.
Así, una Agenda Pro Competencia de servicios financieros, estructurada en fases y etapas coherentes entre sí, le pueden dar un sentido multiplicador a las iniciativas en curso y asegurar su continuidad y concreción en el tiempo.