Luksic, Heller o unos gringos
CLEMENTE PÉREZ Abogado, Máster en Políticas Públicas
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Clemente Pérez
Es de buen tono decir que TVN no parece un canal público, que en nada se diferencia del resto de los canales, que debiera tener una oferta cultural o educativa más sólida. Idealmente, algunos se entusiasman y dicen que debiera ser como la BBC o que, en su modelo de autofinanciamiento, “se ha vendido al mercado”.
Sería deseable que TVN fuera un canal cultural, pero lo más probablemente es que un canal de esas características perdería masividad. Se transformaría en un canal de nicho, y ese no es el objetivo de TVN.
“Sería deseable que TVN fuera un canal cultural, pero lo más probablemente es que se transformaría en un canal de nicho y ese no es el objetivo de TVN”.
La discusión sobre qué hacer con TVN surge cada vez que este canal solicita fondos adicionales para poder operar. En este caso, se ha solicitado recursos para crear un fondo de US$ 30 millones en tres años. Entre tantas urgencias que tiene Chile, cuesta justificar el aporte de fondos a un canal de televisión.
Sin embargo, TVN tiene un rol sumamente importante: tiene la misión de ser una especie de “seguro de pluralismo” o, incluso, de garantía de libertad de información. Los demás canales también buscan imparcialidad, pero, precisamente, la gracia de los seguros, es tenerlos disponibles para cuando sean necesarios.
Para defender el financiamiento público solicitado por el Gobierno para TVN, el presidente de su directorio, Francisco Vidal, dijo en el Congreso: “No tener televisión pública en el ecosistema de medios de televisión, implica que los chilenos se informen por grupos económicos como Luksic (Canal 13) o Heller (Mega), o por unos gringos que andan circulando en Chilevisión y andan cambiando de propiedad”.
Por supuesto que Vidal fue irrespetuoso con dichos empresarios, con los periodistas de esos canales y, además simplista, pues hoy en día existen diversos medios de información aparte de la televisión. Pero no por eso Vidal deja de tener razón. La televisión es el medio de comunicación masivo por excelencia y Chile ha definido la importancia de tener un canal público, con niveles de pluralismo político asegurado, como un instrumento relevante para defender su democracia. Eso no es poco. Y, como todo seguro, eso tiene un costo. Por cierto que TVN debiera mejorar su gestión. Nuestra actividad económica se ha frenado, el avisaje publicitario se ha reducido y tal vez en televisión, como en otras industrias, cuesta encontrar espacio para más de 2 o 3 empresas compitiendo. TVN también ha cometido errores evidentes: alta rotación de directivos, politización de algunas decisiones, falta de ajuste de su estructura de costos a esta nueva realidad, por mencionar algunos.
En resumen, un canal público, cuyo objetivo principal es asegurar el pluralismo en su contenido informativo, debe ser masivo, no de nicho. Eso mismo le debiera permitir auto financiarse. No seamos auto flagelantes de tratar de revisar el modelo. Otros medios de comunicación públicos, como en Chile el diario La Nación, no han logrado sobrevivir.
Eso no quiere decir que listo, y le pasamos un cheque en blanco. Se requiere hacer ajustes en su gobierno corporativo, en sus estructuras de costos y en su modelo de gestión, pues competir con Luksic, Heller y con unos pinches gringos no es fácil.