Caminando lento, pero en la dirección correcta
JORGE SELAIVE Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile
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JORGE SELAIVE
Las Cuentas Nacionales al segundo trimestre de este año dan cuenta de una leve recomposición de la demanda interna, en un contexto donde no vimos cambios relevantes en las cifras preliminares de actividad reveladas mensualmente por el Banco Central. Es destacable la nueva convergencia del déficit de cuenta corriente hacia niveles sostenibles marcando un 3,1% del PIB, donde el financiamiento se mantiene e incluso acentúa por parte de la Inversión Extranjera Directa. Por ese lado, las novedades parecen positivas y dan sustento a una visión de ausencia de necesidad de mayor depreciación real de la moneda local para garantizar adicional convergencia.
El consumo total experimenta un retroceso desestacionalizado de 0,6%, en tanto que la inversión se expande un sorpresivo 1,4%, respecto al trimestre previo, el mayor crecimiento desde el tercer trimestre de 2022. En ambos casos el responsable es Maquinarias y Equipos (M&E). Producto de una relevante caída en este componente de la inversión, Chile se desmarcó de la tendencia bastante plana de la inversión total que vimos a nivel mundial. En efecto, la caída desestacionalizada de la inversión que se observa en Chile desde mediados de 2023 fue ortogonal a la observada en el resto del mundo, aunque ciertamente algunas economías muestran enormes expansiones (México), en tanto otras, consecutivas caídas (Canadá). Información casuística respecto a la dinámica de M&E hace referencia a las ya conocidas dificultades para materializar inversión, hasta restricciones en líneas de crédito en un contexto de importante aumento en precios de la M&E, así como requerimientos de eficiencia energética. En su conjunto, pueden ser parte de esta inusual dinámica observada desde mediados del año pasado.
“La construcción y obras dentro de la inversión, un componente sustantivo y siempre preocupante desde varias dimensiones reales y financieras, confirmaría que lo peor habría quedado atrás, luego de mostrar una leve alza tras dos trimestres planos”.
La construcción y obras dentro de la inversión, un componente sustantivo y siempre preocupante desde varias dimensiones reales y financieras, confirmaría que lo peor habría quedado atrás, luego de mostrar una leve alza tras dos trimestres planos. Ver una recuperación sustantiva de dicho componente, especialmente el residencial tomará tiempo, pero parece que estaríamos frente a síntomas de cierta estabilización.
Es relevante reflexionar sobre el retroceso del consumo privado conducido por bienes no durables y servicios. En algunas dimensiones, los factores climáticos pudieron tener un rol (transitorio) relevante que no estuvo presente en el caso de los bienes durables que evidenciaron un fuerte crecimiento de 4,7% t/t. Esta notable recuperación permite que el nivel de consumo de bienes durables se ubique muy cerca del visto hacia fines del 2022 y 5% sobre el nivel del tercer trimestre del 2019. Son buenas noticias, pues los bienes durables terminan en gran medida reflejando la percepción de riqueza de los hogares, que estuvo en continua caída hasta mediados del año pasado. La percepción de incertidumbre política y económica made in Chile ha retrocedido y eso ciertamente tranquiliza a los hogares.
Estas cuentas nacionales dejan un sabor marginalmente positivo. Las cosas parecen seguir caminando en la dirección correcta. Probablemente no con la intensidad que muchos quisieran, pero finalmente hacia la orilla deseada. También, esta leve reconfiguración de la demanda interna tiende a entregar algún espacio para que las políticas contra cíclicas de primera línea avancen en la dirección ya trazada, quizás con alguna intensidad algo mayor a la pensada hace pocas semanas.