Axel Kaiser

El espejismo del PIB

El mundo se encuentra obsesionado con el PIB. Periodistas, economistas y políticos lo tratan como si fuera una verdad incuestionable.

Por: Axel Kaiser | Publicado: Viernes 2 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.
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El mundo se encuentra obsesionado con el PIB. Periodistas, economistas y políticos lo tratan como si fuera una verdad incuestionable.

Sin embargo, un alto crecimiento del PIB puede hablar más de la incubación de serios problemas que de una realidad económica sólida. Esto se debe, tanto a la forma arbitraria en que se calcula el guarismo, como a la naturaleza puramente cuantitativa del mismo. Así, por ejemplo, un crecimiento del PIB alto se puede lograr a través de una política monetaria altamente expansiva que inunde el mercado con liquidez abaratando el crédito.

Este es el origen de los famosos booms. Invariablemente, estos revientan generando una recesión o depresión que limpia el sistema de los excesos crediticios: pan para hoy, hambruna para mañana. El hecho de que antes de 2008 varios de los países que hoy están en crisis hayan exhibido crecimientos del PIB espectaculares, es decidor.

Entonces, no sólo hay que fijarse en la cantidad, sino también en la calidad y honestidad del PIB. La calidad es fundamental, porque si el crecimiento económico es causado esencialmente por estímulo monetario y gasto fiscal, este refleja más bien destrucción que creación de riqueza.

También la honestidad del PIB debe ser considerada. Como sabemos, los gobiernos manipulan las cifras de inflación por razones políticas. Y como el PIB a su vez se corrige por la inflación, entonces una baja cifra oficial de inflación resultará en un PIB más alto que la realidad. Aquí un ejemplo que expongo en mi libro “La miseria del intervencionismo” con mayor detalle. En 1983, el Boureau of Labor Statistics (BLS) decidió excluir el precio de inmuebles de la canasta de inflación en Estados Unidos, reemplazándolo por el price to rental ratio. Ahora bien, en 2004 la inflación calculada por el BLS fue de un 3,3%. Según el Nobel de economía Vernon Smith, si la inflación se hubiera medido de acuerdo a la antigua fórmula, esta habría sido de un 6,2%. Esto habría forzado a la Fed a subir las tasas de interés mucho antes desinflando la burbuja y adelantando la recesión. En lugar de ello, la inflación se subestimó y el crecimiento del PIB se exageró permitiendo a la Fed mantener tasas artificialmente bajas mientras los políticos incrementaban el gasto. La catástrofe vendría después.

La lección para Chile es que debemos ser escépticos respecto a los fantásticos números que hemos visto. Una razón obvia es que este crecimiento del PIB depende en buena parte del alto precio del cobre, que va a desplomarse cuando se frene la economía china. Otra razón es que en Chile hemos tenido crédito artificialmente barato. Evidencia anecdótica -a veces la más confiable- sugiere que en zonas urbanas se han incubado burbujas inmobiliarias. A esto se suma un creciente nivel de endeudamiento de los chilenos y un expansivo gasto fiscal en los últimos años, lo cual no es sostenible. Tampoco la cifra de inflación es totalmente confiable. Ya sea por razones internas, externas o ambas, el espejismo de nuestro ascendente PIB podría romperse en cualquier momento.

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