ASG: anticipar, sostener, ganar

Susana Jiménez y Silvia Baeza

Martin Lipton señaló en 2019 que el capitalismo está en un punto de inflexión y fue desafiado en uno de sus paradigmas más conocidos: que el único propósito del negocio es maximizar las ganancias para los accionistas. Agregó que las empresas “se han enfrentado a la disrupción tecnológica, la globalización y el ascenso de China, los mercados de capitales dominados por el comercio a corto plazo y centrados en las ganancias trimestrales, y los implacables ataques y amenazas de los fondos de cobertura”.

Como respuesta, las empresas se enfocaron en aumentar la riqueza de los accionistas a corto plazo, dejando en segundo plano a comunidades, trabajadores y clientes.

“Hoy las compañías tienen propósitos más allá del negocio y esto puede ser, así como la reputación, el eje más relevante en sus resultados”.

Si bien no podemos olvidar el compromiso y esfuerzo desplegado por las compañías para contribuir al desarrollo social, es necesario reconocer que las prácticas históricas en materia laboral, ambiental, comunitaria y con otros grupos de interés (como proveedores o clientes), hace tiempo que se han visto insuficientes para los desafíos actuales, lo que en cierto modo se ha ido internalizando. Por ello, creemos que hay que Anticipar, Sostener y Ganar.

“Anticipar”, porque las empresas que no se adaptan a las exigencias de su tiempo van a desaparecer y se cumplirá el dicho de Lenin, “los capitalistas nos venderán la soga con que los ahorcaremos”. Es erróneo plantear un enfoque ASG -esto es, ambiental, social y de gobernanza- en contraposición a la maximización de utilidades; por el contrario, ASG ha pasado a ser una forma de mirar y de vivir en sociedad. Cada día más empresas empiezan a poner atención a la incorporación de estos factores como parte de su estrategia y modelo de negocio, ya sea por convicción, presión del mercado o exigencia de terceros.

En Chile solemos llegar tarde y nos gana la regulación. Identificamos el problema, pero no siempre adoptamos las acciones de forma proactiva, hasta que nos vemos enfrentados a la norma. Ejemplos de ello abundan. En diversidad e inclusión, es posible que la ley de cuotas termine por aprobarse y nos reste una oportunidad de mostrar que podemos tener visión de futuro y comprometernos con la sostenibilidad de la compañía de forma autónoma y sin coartar la libertad de administración. Las leyes son lentas en su tramitación y pétreas en su reforma, a diferencia de las empresas, que se mueven en un ambiente siempre dinámico, razón suficiente para acelerar los cambios.

Hay que “Sostener” y mantenerse firmes en el tiempo, lo que en jerga empresarial equivale a maximizar el valor presente. En esto, el rol de los accionistas es crucial. ¿Cómo contribuyen a la visión de largo plazo? ¿Eligen directores acordes con esa visión? ¿Fiscalizan y miden ASG? ¿Se preocupan de que los incentivos para ejecutivos estén alineados con esta visión? Algunos accionistas querrán un retorno próximo, otros una ganancia futura; sin embargo, todos deben velar por el mejor interés social, que es la subsistencia y crecimiento de la empresa en el tiempo. Hoy las compañías tienen propósitos más allá del negocio y esto puede ser, así como la reputación, el eje más relevante en sus resultados.

En cuanto a “Ganar” si nos importa el crecimiento de las empresas en el largo plazo y creemos en el rol que cumplen en el desarrollo económico, tecnológico y social -además de ser un lugar de encuentro, trabajo y oportunidades-, si valoramos la iniciativa y el emprendimiento, no podemos dejar de anticiparnos a las tendencias que hoy privilegian inversionistas, trabajadores y clientes. Sostener una cultura ASG es una carta ganadora para la empresa, la comunidad y el país.