Trabajar hasta el último díaL

Andrés Meirovich

Una nueva catástrofe azota a nuestro país. Los incendios forestales de estos días en todo Chile son los mayores en 50 años. Independientemente de que si el gobierno de Michelle Bachelet lo está haciendo bien o mal para tratar de solucionar los daños causados, es posible darse cuenta que cuando toda la clase política está pensando en las próximas elecciones, el foco está en el futuro y no en el presente. ¿Tenemos que rogar que las catástrofes sean en los primeros años de un gobierno para que éste ponga todo su arsenal para buscar soluciones?, ¿no elegimos autoridades por 4 años y no por 2 o 3?

El tema de fondo es analizar las reelecciones o las sillas musicales de cargo. ¿Qué están buscando estas personas, hacer bien su trabajo o que su actual cargo sea un trampolín para otro supuestamente mayor, o simplemente mantenerse en la administración pública?, ¿es normal tener parlamentarios que dejan sus puestos para ser ministros y después dejan los ministerios para volver al parlamento?, ¿cómo ponemos coto a esa aberración?, ¿tenemos gente capacitada técnicamente para los cargos en que fueron elegidos o designados?, ¿tenemos protocolos ante desastres naturales o solo estamos afectos a la gestión del gobierno de turno?, ¿cómo dejamos las capacidades instaladas dentro del Estado?, ¿será posible tomar el ejemplo de Singapur que forma profesionales para trabajar en el Estado?

Todas las anteriores son preguntas abiertas que hasta hoy no tienen ninguna respuesta. Tratamos de zafar cada vez que tenemos problemas. Y muchas veces se logra, lo que hace olvidar la falta de organización que tenemos como país.

La sociedad está siendo cada vez más exigente, y hoy más que nunca se requieren servidores públicos y no gente que se venga a servir del Estado.

Lo más lamentable es que el futuro no se ve alentador. Solo dos precandidatos (Fernando Atria y Felipe Kast) han presentado algo que podría llamarse como “programa” y paradójicamente son, según las encuestas, los candidatos con menos chance de ganar. El resto, bien gracias. Supuestamente en marzo veremos.

Como votantes debemos exigir a los candidatos un proyecto de país, pero también la bajada de cómo llevarán a cabo sus programas. Hasta hoy nos seguimos obnubilando con quién hace las declaraciones más populares, con quiénes vemos como cercanos, pero no somos lo suficientemente exhaustivos en exigir la bajada. No se gobierna con generalidades, ni “memes”, ni twitter, sino con un trabajo serio, planificado y con metas concretas. Esto no es un concurso de popularidad, sino de competencias.

Estamos condenados como votantes si no exigimos y nos conformamos con lo que existe.

Es de esperar que estos acontecimientos hagan reflexionar a nuestra clase política, que de una vez por todas se debe poner los pantalones largos y pensar en el país, y no solamente en ellos. Y para el público en general, que estos hechos nos den claridad a la hora de castigar o premiar con nuestro voto a quienes realmente muestran un interés superior por el país.