Toronto, el nuevo Silicon Valley
Andrés Meirovich Managing Director Genesis Ventures @ameirov
- T+
- T-
Andrés Meirovich
Toronto está de moda. La semana pasada estuvo en Chile estuvo una delegación de esa ciudad invitada por Deloitte, buscando conocer cómo funcionaba la industria del emprendimiento en Chile, y también para comentar qué estaban haciendo ellos como urbe para qué se les esté llamando el nuevo polo tecnológico de Norteamérica.
Lo primero destacable es la decisión política de apostar por la innovación. Pero de verdad. Su lógica fue que necesitaban una nueva forma de agregarle valor a la economía, con más y mejor inmigración, más y mejores soluciones, y apostando por la fortaleza de la industria financiera que se desarrolla en Canadá. Uno de los puntos mas interesante fue la creación de la organización publico privada llamada Toronto Finance International, la cual incluye por un lado a los gobiernos locales, regionales y centrales, y por el lado privado se incluyen a diversos gremios relacionados con la industria financiera.
Actualmente este sector representa el 14% del PIB de Toronto, y Canadá es el tercer país con más inversión de capital de riesgo en relación con su PIB. Los fondos de pensiones son los grandes responsables de esto, con una fuerte participación de Ontario Teachers, Omers y CPP. También en Toronto existe la llamada TSX Venture Exchange, que es una bolsa de comercio enfocada en empresas de menor tamaño. Actualmente hay alrededor de dos mil compañías listadas.
Otro punto relevante es la conexión entre grandes empresas con aceleradoras en incubadoras de negocios. Grandes compañías como TD, Scotiabank y RBC han apostado por importantes programas de aceleración en búsqueda del open banking y el desarrollo de los medios de pago. Al día de hoy existen 17 mil empresas de base tecnológica en el país. En términos de educación, la ciudad apostó fuertemente por incentivar las carreras de computación, negocios, matemáticas e ingeniería. Cada año ingresan 100 mil estudiantes a estos programas.
Como Chile tenemos mucho que aprender, necesitamos una nueva política de desarrollo que nos lleve a liderar la región los próximos años. Seguimos esperando por el proyecto de Chile centro financiero, que las leyes sean más flexibles para las FinTech, que nuestros fondos de pensiones puedan aportar una mínima parte de sus recursos a apoyar empresas con potencial de crecimiento, seguimos esperando que las grandes compañías apuesten fuertemente por la innovación o que existe una bolsa de comercio para empresas emergentes.
En resumen, mucho que hacer. Hay que tener claridad que un polo de desarrollo se hace, no nace. Es decir, no estamos condenados al subdesarrollo, sino que debemos poner toda nuestra energía y capacidad en crear reformas que fomenten la competencia, el acceso al financiamiento, la exportación de servicios y la creación de innovación.