Lecciones a la clase política
Director, Genesis Partners
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Andrés Meirovich
Lo que sucedió el domingo pasado en las elecciones municipales es digno de analizar. Primero que todo la baja participación, con cerca de un 30% de votantes que estuvieron dispuestos a emitir su sufragio. Esta cifra fue aún menor que en las elecciones pasadas, que fue la primera elección con voto voluntario.
Si bien estos números son comunes en países desarrollados donde está establecido un sistema de voto voluntario, es muy “shockeante” para un país como Chile, en donde la costumbre era que los candidatos ganadores tenían un monto significativo de votos y, por ende, una legitimidad al menos en cuanto a votos se refiere. Claramente es un tema a analizar y si bien es cierto que el peso de la prueba cuando el voto es voluntario cae en los candidatos (que tienen que motivar a los votantes a ir a las urnas), creo que el remedio fue peor que la enfermedad. Creo que de acuerdo con la historia de nuestro país, la inscripción automática y el voto obligatorio es la mejor opción.
Teniendo claro lo anterior e independiente de que Chile Vamos fue la coalición victoriosa en esta ocasión, el surgimiento de distintos liderazgos fuera de lo tradicional es el fenómeno que más ha destacado.
Tomemos como punto de referencia a los candidatos Felipe Alessandri, Cathy Barriga, Jorge Sharp y René de la Vega. ¿Qué tienen en común?
Se podría mencionar el que son personas jóvenes, sin ningún recorrido en las grandes ligas de la política nacional ni relacionadas por la gente como parte del establishment. Pero más importante: fueron candidatos que nacieron desde las bases, desde la validación ciudadana y no desde una imposición de las cúpulas partidistas. El contacto con los votantes, ya sea en los “puerta a puerta” o a través de las redes sociales hizo que el electorado votara por alguien familiar y cercano, al que le cree sus promesas y no al candidato que más “palomas” tenía en la calle.
Esto trae consigo un gran cambio en cómo los partidos van a elegir a sus candidatos en el futuro. ¿Seguirá siendo eficaz la famosa “cocina “que tenían los samuráis dentro de la UDI o Escalona en la Concertación? Seguramente no, por lo que el desafío que tienen los parlamentarios que buscan el poder el próximo año será como compatibilizar su trabajo político con el trabajo ciudadano, y ahí creo que es la gran lección que nos dejó la pasada municipal. La gente cambió y hoy día castiga. Los intelectuales de escritorio están out. La regulación de los montos que se podían dar a las campañas claramente emparejo la cancha. La gente busca cercanía, trabajo y verdad.
Los resultados del domingo pasado también nos dan luces sobre porqué el gobierno está tan bajo en las encuestas. Las estrategias de usar el delantal blanco (que supuestamente vendía), el sobreprometer, el imponerse sin dialogar, la retroexcavadora, etc, no surtieron efecto. Tampoco la deslealtad ni abandonar el barco a medio camino será bien visto por la ciudadanía.
Esperemos que el mensaje que les dieron ayer sea tomado en cuenta por el gobierno y toda la clase política, ya que necesitamos volver a retomar el crecimiento y la estabilidad que nos hizo crecer como país durante los últimos 30 años.