Comentando con el diario del lunes
Hay una crítica recurrente de los futbolistas a los comentaristas del fútbol que se desempeñan en los medios: que les resulta muy fácil comentar los partidos...
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Alberto Etchegaray
Hay una crítica recurrente de los futbolistas a los comentaristas del fútbol que se desempeñan en los medios: que les resulta muy fácil comentar los partidos después de conocer el resultado, sin que exista riesgo alguno a equivocarse si Alexis estuvo especialmente inspirado, si Pizzi equivocó la táctica o si el árbitro de turno se comió 10 penales. Y concluyen que sería muy distinto si a esos comentaristas les tocara estar en la cancha. A eso le denominan “comentarios con el diario del lunes”.
Por estos días el mercado chileno está aún asombrado por el caso La Polar. Tal como ha sido informado, la compañía no habría provisionado lo suficiente para cubrir el riesgo de no pago de sus deudores morosos, situación que se complementó con la generación de ilegítimas repactaciones unilaterales. Con justa razón los miles de chilenos que son accionistas y clientes se indignan al enterarse que por muchos años han sido objeto de prácticas comerciales indebidas. Las investigaciones determinarán con precisión la responsabilidad de los involucrados.
Como era de esperarse en una situación de esta gravedad, hay inquietud en los agentes del mercado por la señal de incertidumbre informativa que esta situación entrega a los inversionistas internacionales interesados en Chile. Autoridades y mercado tendrán entonces que trabajar conjuntamente para subsanar cualquier resquemor al respecto.
Con todo, no termino de compartir la postura adoptada por varios parlamentarios, tanto de la Alianza como especialmente de la Concertación, quienes con algo de oportunismo han querido enlodar la independencia con que han actuado los organismos supervisores. Como tengo natural cercanía con la SVS, siento un deber responder esos comentarios.
Contradecir, por ejemplo, al diputado concertacionista que habló de una desidia grosera en la fiscalización por parte de la SVS porque estarían operando “entre amigos”, con involucrados de “una misma tendencia política” y que “deben ir a los mismos matrimonios y bautizos”. Una declaración no sólo irónica sino además completamente alejada de la realidad. Hay evidencia que demuestra el actuar independiente del actual superintendente Fernando Coloma y su equipo directivo, de manera que es del todo injusta cualquier otra suposición en ese sentido.
Porque pese a que algunos parlamentarios les cueste creerlo, la lógica política está ausente en la SVS. Podrá cambiar el color político del gobierno de turno pero no cambian los profesionales de la SVS: de hecho, la mayoría de sus actuales directivos entraron siendo jóvenes con motivo de la crisis de 1982 y se han consolidado en sus funciones porque los sucesivos superintendentes han ido confirmando su capacidad profesional, la misma que ha reconocido históricamente también el mercado.
Con todo, sería una tontera cerrarse a priori a la posibilidad de realizar mejoras tanto al marco normativo como a los procesos de fiscalización. Pero lo que se esperaría es que ese eventual proceso de revisión que quieran realizar los actores políticos sea hecho con la responsabilidad que se debe.
Porque lo otro sólo los transforma en comentaristas con el diario del lunes.