Al rescate de la apertura global
GABRIELA CLIVIO economista y CFA Directora de Mazars Chile
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Gabriela Clivio
En marzo 2018, se firmó en Chile el acuerdo como TPP11. Las economías del TPP11 representan el 13,4% del PIB mundial y un mercado de 512 millones de personas. Sin embargo, sin importar los beneficios que podría implicar para el país, el Gobierno ha manifestado que no promueve su ratificación.
El TPP está compuesto por 30 capítulos de variada naturaleza tales como acceso a mercados, reglas de origen, administración aduanera y facilitación del comercio, defensa comercial, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio, compras públicas, materias laborales, medio ambiente, propiedad intelectual, Pymes, coherencia regulatoria, solución de controversias, transparencia y anticorrupción, entre otros. Al entrar en vigencia, el acuerdo coexistirá con el resto de los acuerdos comerciales ya firmados por Chile (30 acuerdos con 64 economías) y tanto importadores como exportadores podrán optar por utilizar el TPP o los otros acuerdos vigentes. Cierto es que la política de inserción internacional le ha permitido al país el acceso preferencial a mercados, condición necesaria para el crecimiento económico.
“El TPP permite una proyección hacia un posicionamiento estratégico, en especial en Asia Pacífico”.
Fue gracias a estos acuerdos, que Chile se convirtió en exportador de vinos, fruta fresca, frutos secos, salmones, maderas, minerales entre otros. El TPP es un acuerdo comercial que permite además una proyección hacia un posicionamiento estratégico global, especialmente en la región Asia Pacífico, lo que a mi parecer es una oportunidad que se debe aprovechar.
El TPP11 además moderniza las relaciones comerciales al incorporar y mejorar estándares en materias tales como medio ambiente, asuntos laborales, inversiones, PYMES entre otros, aportando positivamente a las políticas públicas. No es cierto que afectará la soberanía nacional así como tampoco lo han hecho los otros tratados vigentes. Sin embargo, además de la incorporación de nuevos productos, el TPP11 le otorgará al país ciertas ventajas con Japón, Canadá, Malasia y Vietnam permitiendo una integración aún mayor con México y Perú.
Con respecto a los posibles riesgos para la comercialización de medicamentos genéricos, el plazo acordado para la protección de patentes y divulgación de información es de 5 años, similar a la ley chilena actual. Que el TPP11 puede aumentar la litigiosidad internacional de empresas multinacionales contra el Estado de Chile es un mito ya que la mayoría de los TLC ya suscritos también poseen capítulos de protección de inversiones. Tampoco es cierto que el TPP11 establezca trabas para la realización de reformas regulatorias importantes dado que se reconoce el derecho de los Estados a regular en todos los ámbitos de sus políticas públicas. Finalmente tampoco se han adquirido compromisos adicionales en lo que respecta a las semillas ya que no se privatizan las variedades vegetales existentes, sino que se otorgan derechos sobre variedades que son nuevas y distintas a todas las variedades conocidas. También se consagra, la protección efectiva de la información personal. Dado todo lo anterior, a mí por lo menos me resulta evidente que el Gobierno ha decidido no impulsar este tratado no por razones fundadas sino por una ideología que por lo demás no comparto.