Thatcher y la moralidad del libre mercado
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Señora Directora:
El 8 de abril de 2013 falleció Margaret Thatcher, quien junto a Ronald Reagan y Juan Pablo II jugó un rol clave en los acontecimientos que hoy consideramos el cierre de la Guerra Fría, como la desintegración de la Unión Soviética.
Thatcher concebía la política como la pugna entre el bien y el mal, y por tanto, como una batalla moral. Desde esta perspectiva, consideraba como un error incomprensible que la sociedad libre reconociera superioridad moral a los socialismos y a la Unión Soviética. Para la Dama de Hierro la doctrina socialista, así como cualquier régimen político inspirado en ella, carecía de autoridad moral alguna por ser contrario a la dignidad y a la naturaleza del ser humano.
En esta línea, y a pesar de la propaganda política y de la visión predominante en los intelectuales occidentales, para ella el libre mercado no era un asunto meramente económico, muy por el contrario, se trataba de una manifestación más de la naturaleza moral del ser humano. Es precisamente en el libre mercado donde se valora el esfuerzo, la laboriosidad, el mérito, la buena fe, la honestidad, la transparencia y una serie de otros "valores" que dan forma a la vida cotidiana en nuestras democracias.
En momentos de crisis de la democracia representativa, sometida a fuertes presiones populistas, se requieren políticos que sin miedo promuevan abiertamente la superioridad moral de la democracia representativa y de la economía libre frente a las alternativas de corte autoritario, populista y por cierto al socialismo del siglo XXI.
Álvaro Iriarte
Director de Contenidos Instituto Res Publica