Respecto del 6%
Señor Director:
Para avanzar en el necesario acuerdo de pensiones y en cómo destinar el 6%, creo que la discusión debiese enmarcarse en los criterios técnicos. Para empezar, cualquier aumento adicional en la cotización tendrá un efecto negativo en el empleo formal, cuyo impacto varía según el destino de la cotización. Sabemos que el empleo informal significa no tener seguridad social.
En primer lugar, destinar cualquier porcentaje del 6% adicional directamente a reparto es económicamente un impuesto al trabajo, con efectos negativos en el empleo formal. En este caso, siempre debería ser preferible financiar mediante aumento de la PGU e impuestos generales.
Un porcentaje extra destinado a un ahorro correctivo o a una cuenta individual distinta del cotizante también es económicamente un impuesto, pero es preferible al caso anterior, ya que este impuesto aumentaría el ahorro del país y profundizará el mercado de capitales. Aun así, tiene efectos negativos en el empleo formal (sería preferible incluso nutrir este fondo colectivo con impuestos generales, aunque es más difícil políticamente).
Cualquier porcentaje destinado a la cuenta individual no es un impuesto económico, ya que la propiedad sigue siendo del afiliado, con los mismos beneficios del caso anterior y efecto sobre el empleo formal mucho menor.
Defender que el 6% vaya a una cuenta individual no es tan complejo, tiene distorsiones mucho menores, tiene efectos positivos en ahorro y profundización de mercado de capitales, y aumenta las pensiones futuras. Por otro lado, si alguien defiende algún porcentaje en ahorro colectivo o en una cuenta individual distinta del cotizante, tiene el deber de argumentar por qué cree que esas distorsiones en el mercado del trabajo (aumento de informalidad) valen la pena para introducir solidaridad al sistema.
Apoyar cualquier porcentaje a pensiones actuales no debiese tener cabida.
Tomás Larraín Lazcano
Economista