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Cartas

Corrupción (II): cómplices de cuello blanco

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 23 de noviembre de 2023 a las 04:00 hrs.

Señor Director:

Los casos “Factop” y “Convenios” son golpes sucesivos a la confianza ciudadana en la estatura ética de la institucionalidad democrática. La ciudadanía percibe molesta cómo algunos de los que ejercen el poder, en lo público y lo privado, parecen creer que la ley no se les aplica con el mismo rigor que al resto de los chilenos. Existe consenso en que la respuesta institucional no debe hacerse esperar y en que la condena pública debe ser transversal.

Pero, para ser un aporte real, y no contribuir a profundizar la desafección ciudadana, es importante que la reflexión de los actores sociales y su tratamiento comunicacional en medios sobre los casos en comento, eviten ser fuentes de instrumentalización política.

Con ocasión de “Convenios”, algunos se hicieron eco de las críticas a la asociatividad sin fines de lucro, a la que culparon del desvío descarado de fondos públicos a bolsillos privados. Ni una palabra de esos mismos respecto del hecho de que el desvío fue obra de agentes del Estado para el beneficio del activismo político afín a sus ideas.

Hoy, con “Factop”, ya han aparecido voces que subrayan que es nuevamente el poder del dinero (y sugieren, del mercado), el que todo lo corrompe. El Estado en cambio, aparece como un ente abstracto y algo borroso, como si no en él no existieran personas reales, de carne y hueso, que en ejercicio de sus cargos son cómplices de la defraudación pública y la impunidad legal.

Se prescinde además del hecho de que esas personas son, habitualmente, las que desde el púlpito estatal de las entidades fiscalizadoras predican en contra de la elusión, la colusión y el cáncer del lucro privado, siendo que en realidad se comportan en los hechos como los mejores socios de aquellos a los que gustan denominar “delincuentes de cuello blanco”.

Fernanda García G.

Investigadora Faro UDD

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