Señor Director:
He leído con profunda desazón el comentario de Alexander Kliwadenko, respecto de Axel Kaiser y su análisis de la envidia. Lo único bueno es que pone “encima del escritorio”, dos posiciones que por diversas parecen irreconciliables.
Me llama a reflexión esa necesidad que tienen algunos jóvenes a expresarse desde el “buenismo”, sin mayor análisis, y lo peor calificando a los que no comparten su posición de desalmados e ignorantes. Don Alexander, algunos (o muchos) de los que pensamos como Axel, conocemos los campamentos, y la pobreza, y las dificultades que pone el estado al emprendimiento privado, no tan sólo a los pobres, sino que a todos los ciudadanos. Es cierto que no siempre se debe enseñar a pescar, y que en ocasiones se debe regalar pescado, pero eso no significa que debamos por ningún motivo pasarnos la vida pescando para otros. Las enormes cargas tributarias que impone la línea de pensamiento de Alexander hace que se genere más pobreza, más miseria, y mayor modorra, en el fondo no ayudan a los mejores a salir adelante, sino que los estanca justo al cruzar la línea de la pobreza.
Quisiera sólo recordarles los tremendos problemas que tienen aquellos estados que seguramente debe admirar por su compromiso social y que hoy se encuentran al borde de la bancarrota, arrastrando a miles de millones de personas, entre ellos a nosotros mismos a través de las AFP.
Pedro A. Domínguez P.
Señor Director:
Algo confundido, un lector ha contestado a mi columna sobre la igualdad y la envidia realizando afirmaciones que conviene aclarar. Jamás he sostenido que la causa del descontento social actual sea la envidia. Lo que afirmé es que existe una relación, acreditada en la literatura sociológica, entre el impulso igualitario y la envidia y que ese factor permite explicar en buena parte el agresivo discurso redistributivo de las últimas décadas independientemente de lo que ocurre hoy. De otra parte, nunca afirmé, como supone el lector, que es mejor una sociedad con mayor desigualdad. Lo que dije es que es preferible una sociedad más desigual donde todos tengan más a una más igual donde todos tengan menos. Una teoría que sostenga lo contrario necesariamente se funda en la envidia. Por último, no hay duda de que el mundo ideal sería uno en el que todos fueran igualmente millonarios.
Axel Kaiser
Señor Director:
Hace un tiempo, el ministro de Economía presentó el plan” Impulso Competitivo” que contempla 50 medidas para mejorar la productividad del país. Dentro de las medidas, se destaca la Movilidad de garantías: mayor competencia bancaria, que propone promover más competencia entre las instituciones financieras, en favor de la PYME.
Esta medida por cierto es positiva, pero no se condice con la realidad, pues no hay más competencia ni mayor oferta para la PYME, si se canalizan todos los instrumentos de fomento (Fogape, Fogain, líneas Corfo) a través de la banca o instituciones financieras reguladas por la Superintendencia de Bancos como lo son las cooperativas.
Existen hoy en el mercado un número importante de empresas financieras no bancarías, orientadas a otorgar financiamiento a la PYME a través de leasing y factoring. Estas empresas, muchas de ellas inscritas en el registro de la Superintendencia de Valores y Seguros y con sucursales en distintas ciudades del país, dan acceso a financiamiento para la inversión a través de leasing, y/o capital de trabajo a través de operaciones de factoring a la PYME que no son atendidas o no tienen acceso a la banca.
Si queremos más competencia en el mercado financiero al cual acceden las PYME, y una competencia real y efectiva, es necesario promover la incorporación de más actores y no excluir a nadie.
José Luis Jara Zavala
Gerente General Progreso SA.
Señor Director:
¿Pagará Moya en el caso La Polar? Sería bueno que los que se ensuciaron las manos comparezcan ante la justicia. Habrá que ver si eso pasa.
Juan Carlos Morales