Habitaciones vacías en Providencia
Sergio Pino y su socio Fernando Jara iniciaron en octubre la ampliación del Ají Hostel. Ahora las obras están detenidas por falta de recursos y la escasa demanda. Sin embargo, apuestan a que una vez superada la ola de violencia, el sector turismo vuelva a rugir.
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Sergio Pino comenzó en el rubro del turismo hace 12 años, luego de entender que estar en una oficina no era lo ideal para él. Dejó el área de finanzas de la empresa en que trabajaba y después de dos meses viajando por el país, decidió abrir un hostal. Ají Hostel, se llama el emprendimiento ubicado en Providencia y que cuenta con 14 habitaciones, una recepción abierta las 24 horas y 12 trabajadores.
Pero esta época ha sido dura para ellos, especialmente por la baja del turismo desde Argentina. Sin embargo, antes del estallido social miraban con esperanza el inicio de la temporada alta, producto del aumento en la demanda que generalmente se produce en los últimos tres meses del año.
"Esto se parece mucho al terremoto, en términos de que las ventas tuvieron un bajón muy repentino y muy fuerte justo en la temporada alta también, con la diferencia que el terremoto se acaba y tú empiezas a retornar a la normalidad. Esto no se acaba y no vemos cuándo podemos volver a la normalidad. Y la normalidad es que los turistas se vuelvan a sentir seguros de venir", se lamenta Pino.
Con pocos clientes que atender, los empresarios han debido enfrentar problemas financieros para solventar la operatoria de su negocio. Tuvieron que pedir al BancoEstado un crédito de $ 15 millones para solventar los gastos del hostal. "A pesar de que no nos pasó nada en la infraestructura, todas las pyme están afectadas súper fuerte. Es un golpe muy duro", enfatiza Pino.
Promociones y nuevos mercados
Durante las primeras semanas de noviembre sus reservaciones tuvieron un leve repunte, pero producto de los cierres de los hostales cercanos a Plaza Italia. Sin embargo, este aumento de las ventas no resulta sostenible, especialmente porque se perdió, acorde a Pino, el activo más importante que tenía Chile: la seguridad. "Playas tiene todo el mundo, lo mismo con la selva y el bosque. Algo que era único y nuestro era que éramos vistos como el país más seguro de Latinoamérica", comenta.
Por lo mismo, Pino y su socio, sostienen que si la violencia -que ha ido disminuyendo- se controla deberían tener un repunte rápido. "En tres meses o cuatro tendríamos una caída solo del 10%, no del 40%. Estaríamos con números azules para ir normalizándonos".
Una de las acciones que tomaron fue bajar los precios de las habitaciones en un 30% y participar en páginas como "Apoya tu PYME", esperando una mayor visualización del hostal. Además, comenzaron a apuntar a países vecinos, dado que la cercanía permite a los turistas obtener mejor información.
Cierres semanales
Para 2019, Ají Hostel tenía planeado ampliarse. Iniciaron obras, la primera semana de octubre y no pudieron avanzar, debido a la falta de recursos y a la situación del país. Apuntando a un plan B, buscarán que la municipalidad de Providencia les entregue una patente provisional para abrir parcialmente un piso primero y después otro. "Sería ideal. Si no, en estos momentos la conversación con mi socio será 'cómo vamos a financiar el término de esa obra' porque nos faltan entre $ 15 y $ 20 millones que supuestamente íbamos a tener pero que no los tenemos", advierte Pino.
Respecto de la posibilidad de cerrar, Pino aclara que sí lo han pensado pero que se ha frenado, porque ya iniciaron la ampliación y hay una inversión ya hecha. Sin embargo, plantean que si las condiciones no mejoran en un plazo de seis meses, seguir operando será insostenible para ellos. Han evitado tener que despedir gente, pero resaltan la disponibilidad de los que están, especialmente porque han hecho todo lo posible por apoyarse, quedándose más tiempo y cubriéndose en turnos de ser necesario.
La mayor preocupación es proyectarse. Con la serie de incertezas sobre el país, no pueden estimar cuánto más podrán seguir aguantando, aunque reconocen estar mejor que varios de sus competidores, varios de los cuales ya han cerrado. "Es súper necesario haya cambios en la sociedad. Estamos no solo conscientes de eso, pero por otra parte queremos que ocurran con menos violencia. En general esta es una industria súper resiliente. Ojalá nos recuperemos rápido pero está difícil: todas las semanas alguien cierra".