Competencia, competencia, competencia
- T+
- T-
n palabras del Presidente Piñera este miércoles, la libre competencia es algo crucial “no solamente para la eficiencia de un sistema de economía social de mercado, sino también para la ética de un sistema de economía social de mercado”. Se trata de una definición que este diario comparte y que, en un primer análisis, parece bien reflejada en la agenda pro consumidor que está impulsando el gobierno.
Un elemento central de dicha agenda será la portabilidad financiera, que apunta a que las personas puedan trasladarse de un banco a otro, a costo cero, con todos los productos y servicios que tengan contratados. El Presidente puso acento en un tema especialmente sensible —la movilidad de los créditos hipotecarios entre distintas instituciones—, a fin de que “las personas tengan un mecanismo simple y rápido de poder irse a otro banco que ofrece mejores condiciones”.
En efecto, una medida que introdujera competencia en ese importante mercado —combinando la información transparente con la facultad de cambiar de banco— iría en directo apoyo de muchos miles de deudores y consumidores. El precedente de la portabilidad numérica en la telefonía móvil no deja lugar a dudas respecto de cómo una mayor autonomía de los consumidores es capaz de dinamizar un mercado y de generar valor para todos los participantes.
La idea de las farmacias digitales va en la misma dirección de empoderar al consumidor (permitiéndole comparar precios en línea) y, en consecuencia, de aumentar la competencia en ese rubro. En contrapartida, la propuesta de evitar el acoso telefónico de las empresas en busca de clientes entrega una señal clara de que la libre competencia tiene límites como el respeto a la privacidad, entre otros.
La experiencia chilena de años recientes es que las fallas de competencia —por vacíos normativos, colusión de los actores económicos u otros motivos— dañan severamente la confianza en la economía de libre mercado. Una renovada agenda pro consumidor es un esfuerzo que hace sentido.