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Las economías pueden sobrevivir un colapso del mercado de valores

Martin Wolf © 2021 The Financial Times Ltd.

Por: Martin Wolf | Publicado: Viernes 19 de marzo de 2021 a las 04:00 hrs.
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Martin Wolf

“La larga, larga trayectoria alcista del mercado desde 2009 por fin ha madurado hasta convertirse en una burbuja total de épicas proporciones. Con extrema sobrevaloración, explosivos aumentos de precios, frenéticas emisiones y un comportamiento inversionista histéricamente especulativo, yo creo que este evento se registrará como una de las grandes burbujas de la historia financiera, junto con la burbuja del Mar del Sur, con la de 1929 y con la de 2000”.

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Fue así como Jeremy Grantham, el legendario inversionista y cofundador de la firma de gestión de activos GMO, recibió el nuevo año. ¿Tiene razón? ¿Y cuánto le importaría al mundo si la tuviera?

De hecho, como Grantham le dijo al Financial Times, podemos observar los síntomas clásicos de la manía: el aumento de los operadores aficionados; el frenético interés en compañías que alguna vez fueron desconocidas; los desorbitados precios de los activos especulativos, como bitcoin, y de negocios de gran popularidad, como Tesla; y el surgimiento de empresas de adquisición con propósito especial (SPAC, por sus siglas en inglés). Éstos son vehículos para la adquisición de compañías no cotizadas y, por lo tanto, una forma de evitar las reglas de una oferta pública inicial (OPI).

Los excesos actuales pueden reflejarse en la relación de precio/ganancias (P/E, por sus siglas en inglés) ajustada cíclicamente, inventada por Robert Shiller, Nobel de Economía en 2013. Este indicador se encuentra ahora en picos previamente vistos sólo a fines de las décadas de 1920 y de 1990. Sin embargo, como señalé en diciembre de 2020, y como lo había hecho Shiller anteriormente, esto pudiera estar justificado por tasas de interés nominales y reales ultrabajas.

Por lo tanto, el mercado debe ser vulnerable a una pronunciada subida de las tasas de interés. Pero, ¿es creíble tal aumento? Sí: la pequeña subida reciente de los rendimientos de los bonos gubernamentales a largo plazo pudiera ir más allá. Éstas son buenas noticias. Pero si, como resultado, la política monetaria se endureciera antes y los rendimientos subieran más de lo esperado generalmente, esas buenas noticias pudieran ser malas para los mercados.

Sin embargo, incluso si una corrección del mercado perjudicara a los inversionistas, ¿importaría tanto para la economía en su conjunto? Tal como lo afirmó el fallecido Paul Samuelson: “El mercado de valores ha pronosticado nueve de las últimas cinco recesiones”. Un colapso del mercado de valores sólo devastaría la economía si los legisladores lo permitieran, como fue el caso después de la caída de 1929. Los resultados en aquel entonces fueron tan nefastos sólo porque la respuesta de los legisladores fue tan insensata.

Existen dos formas en las que una enorme corrección bursátil del tipo que ha anticipado Grantham pudiera estar vinculada a una significativa crisis económica.

La primera es si un choque es lo suficientemente grande por sí solo como para causar un colapso económico. Esto es muy poco probable: los efectos riqueza de la caída de los mercados bursátiles sobre el gasto son reales pero modestos.

La segunda es si la caída es parte de un auge inflacionario como el visto en la década de 1970, o de una crisis financiera desencadenada por oleadas de bancarrotas y quiebras de instituciones financieras, tal como sucedió en la década de 1930 y amenazó con repetirse en 2008. Ningún escenario puede descartarse por completo.

La recuperación económica del Covid-19 puede resultar mucho más sólida, y las consecuencias para la inflación de precios y salarios más poderosas, de lo que ha anticipado la sabiduría convencional. Éste es un riesgo mayor ahora de lo que fue después de la crisis financiera de 2008. Sin embargo, el riesgo sigue siendo modesto.

En resumen, es posible que haya una corrección del mercado de valores conforme Covid-19 se vuelva controlable, las economías se normalicen y las tasas de interés suban. Pero, en sí misma, no es algo que deba causar mucha preocupación, especialmente porque los efectos de una economía más sólida de lo anticipado frente a tasas de interés más altas de lo esperado deberían compensarse entre sí.

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