La diversidad genera valor
Guillermo Carey Presidente AmCham Chile
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En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, como presidente de la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio, AmCham Chile, fui invitado a participar de una actividad de la organización internacional The Women Corporate Directors Foundation (WCD). Esta institución promueve la participación de mujeres en directorios con la convicción que ello aporta a la creación de mayor valor para los accionistas, con lo cual estoy plenamente de acuerdo. Pese a ello, la realidad me muestra que en este ámbito tenemos un gran desafío como país.
Según un estudio realizado por Comunidad Mujer, de los 347 directores de las 42 empresas que componen el Índice de Precios Selectivo de Acciones (IPSA) en Chile, solo 6,6% son mujeres, es decir, 23 integrantes, pero ninguna de ellas preside la mesa directiva. Pese a esta evidente brecha, es relevante transparentar que en los últimos años esta situación fue mejorando notablemente, ya que en 2011 este porcentaje solo alcanzaba a 1%.
En este sentido es destacable que la presencia femenina en los directorios de empresas estatales es mayor, pues 29,2% de los directores de las empresas del Sistema de Empresas Públicas (SEP) son mujeres.
La presencia de las directoras, así como de ejecutivas de primera línea en las empresas han ido lentamente legitimando el aporte femenino a las organizaciones y cómo colaboran en la generación de mayor valor. Considerando que en su misión AmCham destaca el rol que como organización tenemos en la creación de valor para nuestros socios y la sociedad, no me parece casual que nuestro directorio tenga una composición de 42% de mujeres, elegidas directamente por nuestros 550 socios y sin ningún tipo de regulación al respecto. En lo personal, no puedo más que destacar la positiva experiencia qua ha sido trabajar con esta mesa directiva, de gran excelencia profesional y colaborativa diversidad.
Motivados por esta visión, durante los últimos años el Comité de Capital Humano de AmCham ha promovido el diálogo sobre la relevancia del liderazgo femenino en las organizaciones, así como que empresas socias compartan sus experiencias en torno a este tema, y estamos comprometidos a seguir trabajando en este ámbito.
Estados Unidos también ha trabajado por la inclusión femenina en posiciones de liderazgo. Y hay ejemplos emblemáticos que en el transcurso de los años han sido modelos para la sociedad, legitimando a mujeres a cargo de multinacionales en áreas tradicionalmente masculinas, como la tecnología. Fue el caso de Carly Fiorina, quien a fines de los años 90 fue nombrada directora ejecutiva de Hewlett-Packard, transformándose en la primera mujer en dirigir una de las veinte principales empresas estadounidenses. Incluso el año pasado ella llegó a ser candidata presidencial. Otro caso en esta industria es el de Marissa Mayer, quien fue presidenta y directora ejecutiva de Yahoo.
Esto es un círculo virtuoso: si en las empresas somos capaces de atraer diversidad en términos de capital humano, tenemos mayor potencial para incorporar personas talentosas a la organización, generar legitimación social y mayor valor a la compañía. Es una fórmula muy simple, el desafío está en socializarla.
Este desafío es de cada uno de nosotros, miembros de esta sociedad, pues para generar un cambio en ella debemos partir de una visión individual. Me explico: primero debemos partir por hacer un cambio personal (el cual depende sólo de cada uno); con acciones individuales podremos lograr cambios colectivos y es ese grupo de cambios colectivos, los que finalmente remodelan nuestra sociedad y nos hacen evolucionar. Los invito a hacerse cargo de este desafío personal, pues no podemos esperar que el cambio venga desde fuera y poner toda la responsabilidad en legislaciones y/o políticas públicas. Tenemos una responsabilidad que asumir.
Los tiempos están cambiando en materia de diversidad, pero nuestra sociedad requiere que trabajemos por acelerar estos procesos y escalemos su potencial.