¿Es realmente injusta la competencia entre Uber y taxis?
Rodrigo Grau, Alumno de Ingeniería Comercial UC. La columna fue escrita para el curso “Competencia y Mercado”
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Rodrigo Grau
La discusión en torno a la posible competencia desleal de la plataforma Uber y otras similares tiene que ver con el declive de un modelo de negocio que fue sorprendido por la tecnología: el de los taxistas. Más que un enfrentamiento entre actores de un mismo mercado, hay que ver cómo las nuevas tecnologías están irrumpiendo en el funcionamiento tradicional de las ciudades y cómo podemos utilizarlas para aumentar el bienestar de los consumidores.
Luego de las presiones de los choferes de taxis, las autoridades han querido regular este tipo de servicios bajo argumentos que tienen que ver con la seguridad y garantías de los pasajeros que los utilizan; y con los requerimientos asimétricos que existirían entre los servicios de transporte tradicional y los de las nuevas plataformas. En este contexto, identificamos dos factores principales en el ámbito competitivo de las plataformas digitales y los taxis: el tecnológico y los costos de regulación. Según la Comisión Nacional de Productividad, la eficiencia ¬de la tecnología de las plataformas implica un ahorro promedio de 33% en costos, versus el 2% promedio derivado de ahorros producto de la ausencia de regulación.
El desafío ahora es hacia qué dirección moverse, ya que la preferencia de los consumidores por este tipo de servicios sugiere que la efectividad en aspectos como la evaluación de uso del servicio y taxímetros digitales integrados protege al pasajero y corrige fallas que afectan al mercado del transporte tradicional. Una posible solución es mejorar la eficiencia de los taxis: en vez de mermar los beneficios de las plataformas digitales de transporte, sería conveniente entregarles las herramientas adecuadas a los taxistas para que compitan contra aquellas, y no obligar a éstas a operar como taxis tradicionales. Los taxistas pueden ser parte de las alternativas de transporte, pero su existencia en el largo plazo depende de la adopción de tecnologías y la capacidad de competir en eficiencia con las plataformas digitales.
Una de las principales conclusiones es que la ventaja de los autos de plataformas digitales no viene dada por su carácter de no regulados, sino por la eficiencia en el proceso de manejo de flotas que les proporciona la tecnología. Todo esto por medio de una mejor asignación de conductores y pasajeros, lo que eleva la tasa de utilización de los vehículos. El potencial de la tecnología debe ser reconocido por la autoridad, ya que ésta le permitiría al regulador corregir fallas en el mercado a un mínimo costo.
Finalmente, una integración de ambos sistemas en un plano competitivo debería beneficiar a los consumidores, tanto en la mejora de servicios prestados por los taxis (más competencia), como en una reducción en los precios (mayor oferta de servicios de transporte), ya que el mercado de los taxis estaría siendo flanqueado en sus barreras de entrada de carácter monopólico gracias a las plataformas digitales de transporte.