¿Qué pasa en China? Las acciones del gigante asiático se hunden en los dos últimos días y pone en alerta a los mercados
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El impacto de la variante Delta en la recuperación económica, el próximo cambio de ciclo en las políticas monetarias y la reválida de los resultados empresariales no son las únicas referencias a vigilar en los mercados a las puertas del inicio del mes vacacional por excelencia.
Las turbulencias procedentes de China se convierten en un factor adicional de riesgo, y su incidencia en los mercados financieros aumenta a medida que crece la magnitud de su correctivo bursátil. Con Wall Street encaramado ayer a nuevos récords históricos y con índices europeos de referencia como el Stoxx 600 y el Dax alemán cerca de sus máximos, la renta variable china se ha desinflado de golpe a mínimos de noviembre de 2020.
La primera de las grandes economías mundiales en comenzar a recuperarse del impacto del Covid es ahora la más rezagada en Bolsa. La desbandada inversora se ha agravado en las dos últimas jornadas, y algunas firmas de inversión no ven claro en qué punto podría pararse la caída.
La semana comenzó ayer con una caída del 3,22% en el índice de referencia CSI 300. A falta de poco más de una hora para el cierre de la sesión de hoy las caídas se moderaban al menos al entorno del 1%. Pero el vendaval de ventas del último tramo de la jornada ha provocado un descalabro final del 3,53%.
En dos jornadas el índice CSI 300 se ha derrumbado un 6,6%, y las pérdidas se elevan al 7,7% en el acumulado de las tres últimas sesiones, incluyendo el revés del 1,21% registrado el pasado viernes.
El índice pierde así todas las ganancias de 2021, al desinflarse un 18% desde los máximos alcanzados en febrero, y regresa a niveles de noviembre de 2020.
Educación y tecnológicas
El detonante de esta desbandada, más allá de la inquietud que provocan algunos rebrotes de Covid en distintos puntos del país, son los recelos que genera la ofensiva intervencionista del Gobierno de Beijing. La cruzada contra las grandes tecnológicas del país, en especial con las que cotizan fuera de sus fronteras, no cesa desde hace meses, al igual que sucede con sus medidas restrictivas sobre el bitcoin y el resto de criptomonedas. Pero en las últimas fechas las restricciones o las amenazas regulatorias de las autoridades chinas se han extendido a sectores tan dispares como el inmobiliario y el de educación privada.
Lo sucedido en el sector de la educación privada ha elevado las dosis de alerta entre los inversionistas internacionales, no tanto por la dimensión de sus empresas como por la dimensión de sus caídas. El pasado viernes las acciones de TAL Education, cotizada en Estados Unidos, se derrumbaron de golpe un 70%, y ayer lunes los títulos de otra empresa del sector como New Oriental Education & Technology se hundieron un 47% ante el 'hachazo' regulatorio propuesto por Beijing. Las autoridades plantean, entre otras medidas, restringir las salidas a Bolsa en el sector y prohibir la inversión extranjera en estas firmas. Las acciones de New Oriental Education & Technology se han desinflado hoy otro 8,6% adicional. De un plumazo, vía decreto, la nueva regulación pone en jaque entre un 70% y un 90% del negocio de estas empresas, advierten los analistas.
La cruzada contra las grandes tecnológicas viene de lejos, como es el caso del gigante chino de Internet Tencent. En las últimas jornadas, desde el fin de semana, se ha reactivado con la decisión de regulador del mercado de China de prohibir a la empresa los acuerdos exclusivos alcanzados en materia de derechos de autor de música. La ofensiva se completará con una multa a la compañía por prácticas desleales en el mercado de la música digital. Sin apenas tregua, en un comunicado emitido hoy, China ha vetado a Tencent la incorporación de nuevos usuarios en el país a su popular servicio de mensajes WeChat.
Tencent perdió ayer en Bolsa un 7,72%, y hoy ha finalizado con un castigo adicional del 8,98%. Su desplome arrastra a una de las mayores tecnológicas europeas, Prosus. La empresa, propietaria de un 28,9% de Tencent, roza por segundo día consecutivo el 10% de caída en la Bolsa de Amsterdam. Desde los récords alcanzados en febrero en su cotización, coincidiendo con los máximos de la renta variable china, Prosus ha perdido ya cerca de 70.000 millones de euros de capitalización bursátil.