Se vuelve a activar la alarma en China por propagación del Covid-19
El fin de semana las autoridades confinaron la ciudad de Shenzhen, un importante centro tecnológico y hub industrial. Además, se le pidió a los residentes de la provincia nororiental de Jilin que no dejaran la región.
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La semana pasada China volvió a experimentar un rebrote de coronavirus e, incluso, llegó a superar los mil casos diarios, una situación no vista en los últimos dos años de pandemia. El domingo ya fue peor, confirmándose temores de las autoridades ante 3.100 nuevos contagios, lo que podría causar la peor ola desde el inicio de la crisis sanitaria.
La situación se tradujo en medidas inmediatas y, ese mismo día, el gigante asiático anunció la entrada en cuarentena de la ciudad de Shenzhen, que cuenta con 17,5 millones de residentes y es conocida por tener un centro tecnológico. Esta es la primera vez que el gobierno chino ha aislado una provincia entera desde inicios de 2020, en el que Wuhan y sus áreas alrededores fueron confinados.
Desde entonces, la Comisión Nacional de Sanidad confirmó nuevos contagios en 16 provincias en las cuatro megaciudades del país: Beijing, Tianjin, Shanghái y Chongqing, en conjunto a los nuevos 32.430 casos de Hong Kong del domingo pasado.
Además, se le pidió a los residentes de la provincia nororiental de Jilin -de aproximadamente 24 millones de personas- que no viajaran ni dejaran la región. Misma medida se exigió a los habitantes de Shanghái, quienes además suspendieron las operaciones de autobuses, cierre de colegios y cuarentenas selectivas en barrios universitarios.
Impacto en las empresas
Los nuevos confinamientos generaron ansiedad en las empresas y mercados, ya que podrían resentir el impacto de las restricciones sanitarias.
Esto ya que Shenzhen se caracteriza por su centro tecnológico al sur y ser un importante hub industrial, incluyendo a la empresa Foxconn -proveedor de Apple-, quienes han debido paralizar su planta de producción de iPhone por las cuarentenas, según informó Bloomberg.
Desde el anuncio de las cuarentenas, se les ha pedido a los residentes del centro tecnológico que trabajen desde casa y se han cerrado los lugares no esenciales del sur de la ciudad.
El cierre de la zona industrial de Shenzhen podría afectar a la economía del país y esta acción podría tener un “golpe directo” en Guangdong, la provincia potencia manufacturera donde está la ciudad y que representa el 11% del PIB.
No es lo único. En la provincia de Jilin se ubica el centro industrial de Changchun, que explicó aproximadamente el 11% de la producción anual de automóviles de China en 2020.
La zona cerró la semana pasada y, desde entonces, Toyota Motor Corp se vio obligada a suspender el funcionamiento de su planta allí y Volkswagen AG dijo que una de sus empresas conjuntas chinas había suspendido las operaciones en tres plantas de la ciudad, según consignó Bloomberg.
Nerviosismo en Europa
La expectación por rebrotes también se ha observado en Europa, hoy por hot concentrada en el desarrollo de la invasión de Rusia a Ucrania. Ayer la tasa de infección de Covid-19 de Alemania alcanzó un récord por tercer día consecutivo, llegando a ser 1.543 por cada 100.000 personas, como parte de un alza constante desde principios de marzo, según datos del instituto de salud pública, Robert Koch.
Los funcionarios de salud han hecho advertencias sombrías y el ministro de Salud, Karl Lauterbach, sostuvo que el brote muestra señales de empeoramiento y está provocando “muchas muertes”, según publicó en Twitter el domingo pasado.
Una nueva ola que llega en la última semana de restricciones de Alemania, ya que desde el 20 de marzo desaparecerán la mayoría de las limitaciones en la vida cotidiana para los ciudadanos, aunque se mantendrán medidas como el uso mandatorio de mascarillas en hospitales, residencias de ancianos y medios de transportes. Además, el gobierno mantiene el propósito de implantar la vacunación obligatoria.
Esto coincide con las acciones de relajamiento de otros, como es el caso de Austria, donde “suspendieron” por tres meses la vacuna obligatoria para los mayores de 18 años y Francia terminó con la obligatoriedad del uso de mascarillas en empresas.