Ricardo Ffrench-Davis: “Si el mundo sigue mal, hay una posibilidad de crecer cinco años en torno al 2%”
Profesor de la Universidad de Chile advierte que falta liderazgo y un impulso “imprescindible” del gobierno para revertir la desaceleración.
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La economía chilena dejó atrás un 2015 calificado por muchos como “decepcionante”. La desaceleración fue más profunda de lo anticipado por las autoridades y el Producto Interno Bruto (PIB) sumará un segundo año con una expansión de sólo 2%.
Este escenario tiene preocupado a Ricardo Ffrench-Davis. El profesor de la U. de Chile y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2005, advierte que el gobierno -tanto el actual como el anterior- no ha logrado dimensionar la complejidad de la situación económica en el país, principalmente radicada en el estancamiento en materias como la productividad y la diversificación de la canasta exportadora.
El experto sostiene que el Ejecutivo debe “ponerse los pantalones” y asumir un liderazgo mayor para revertir el escenario macro, el cual si bien está “lejos” de una crisis o una recesión, plantea que podría decantar en un estancamiento de la actividad que se extendería varios años.
- ¿En qué parte del ciclo estamos?
- La extensión depende de dónde estábamos cuando comenzó y depende de la fuerza y la convicción con las cuales se actúa para corregir la situación, algo que depende de la comprensión de lo que está pasando. Por ejemplo, en lo relacionado al comité de expertos del precio del cobre, se calculó con un criterio muy procíclico, al ubicar el precio en US$ 2,98 por libra. Bajó el precio respecto de 2014 y se movió en la dirección correcta, pero hoy estamos cerca de los US$ 2 la libra. Si se hubiera hecho la proyección dos semanas después (se realizó en agosto), posiblemente hubiesen recortado por debajo de US$ 2,90. Esa es una falla porque el tema del bajo precio del cobre es estructural.
¿Queremos tener un tipo de cambio disparado para arriba y para abajo? ¿Malas exportaciones y una economía cíclica con poco crecimiento? Quedémonos con lo que tenemos hoy.
- ¿Es eso lo que estamos haciendo?
- Eso lo llevamos haciendo en los últimos 15 años. ¿Resultado? Un período de 15 años de crecimiento en torno a 3,9%, más dos años de 2% (2014-2015). ¿Casualidad? No, el resultado de políticas económicas, la macro -tal como la micro- es muy importante para el desarrollo y la equidad. Todo eso se ha debilitado en estos últimos 17 años. Un crecimiento promedio bajo 4% por tanto tiempo es injusto para Chile, el país no lo merece.
- Mucho menos un crecimiento del 2% como vemos hoy.
- Claro, hoy estamos en una etapa de ajuste. No hay que olvidar que este 3,9% en doce años se inició con cinco años de 2,6% tras la crisis asiática, y estamos repitiendo eso. No nos quedemos cinco años ahí…
- ¿Hay una posibilidad cierta de que la economía crezca cinco años en torno al 2%?
- Si el mundo sigue mal en comercio exterior, hay una posibilidad de repetirlo si no corregimos. No se ha mirado la economía real con profundidad por las autoridades y menos la oposición, parece no haberse captado la gravedad de las fallas macroeconómicas.
- ¿Es algo transversal o algo que se enfoca en este gobierno?
- Es algo transversal.
- Usted habló de ponerse los pantalones. ¿Le faltan pantalones a las autoridades económicas?
- Ha habido dos rasgos: uno positivo y uno débil de parte de las autoridades económicas hoy.
El positivo, darse cuenta de que veníamos con un arrastre del gobierno anterior de mangas anchas, de gastar viviendo de las platas del cobre. Eso había que corregirlo y es lo que hoy está haciendo el ministro Valdés.
Lo débil, no hay un impulso imprescindible para reactivar con fuerza la economía. Yo pensaba esto hace 13 meses atrás y lo repito hoy con más fuerza y razón. Hay mejoras, pero deben ser mayores, como el 2009 cuando las autoridades económicas se pusieron los pantalones.
Deberíamos tomar el impulso como lo hizo Chile en el año 1990. Hoy necesitamos un gran impulso de inversión pública, no recortar recursos a Codelco, siempre y cuando sea eficiente en sus proyectos, al igual que en hospitales y obras públicas.
- La inversión pública caerá levemente este año 2016. ¿Es un error?
- Sí, fue un error lamentable. Al parecer, estamos entrando de nuevo al ciclo posterior a la crisis asiática, cuando nos quedamos estancados cinco años en 2,6%.
- ¿Qué falta entonces?
- Falta conducción y claridad estratégica de hacia dónde marchar.
- ¿Qué evaluación tiene del ministro Valdés?
- Se quedó corto en reactivar la economía. El problema que hay en este momento no es que en Chile se haya sobreinvertido, sino que está subgastando. Aumentemos el gasto vía el componente inversión, hay que darle más recursos a las pyme. Se han hecho cosas muy positivas, como capitalizar BancoEstado, pero no basta, hay que empujar más. Se necesita que Hacienda apoye con mucha fuerza a Economía y que todas estas sean tareas prioritarias.
Hay que evitar que nuestros ministros de Hacienda sean cajeros y ha habido un problema en ese sentido desde mediados de los 90. El ministro Alejandro Foxley fue un conductor y un transformador dentro de todos los amarres que había.
- ¿Le gustaría que Valdés fuera más un conductor, al estilo Foxley?
- Claro. Eso es necesario para un impulso al desarrollo productivo y aún es posible. Están las condiciones, pero se necesita la fuerza y la coherencia de fuerzas reactivadoras.
- ¿Está esperanzado de que 2016 será mejor para la economía chilena?
- Tenemos que aportarle los ingredientes. Si hubiera un shock externo positivo y cambiaran los ánimos internos, podríamos tener un año positivo; en su ausencia, la política económica nacional debe hacerlo si puede. Y puede. Hoy tenemos más capacidad productiva y recursos financieros para ello. ¿Es posible crecer al 4%? Claro, y para ello la inversión pública y el mayor apoyo a las pyme es crucial. Por ahora, estamos apuntando a otro año parecido a 2014 y 2015 y a consolidar un PIB potencial deprimido.
"Debate tributario debe zanjarse rápido"
- ¿Se simplifica la reforma tributaria con el proyecto presentado por el gobierno?
- Es muy importante la simplificación del sistema tributario. Después de la cocina que hubo en el Senado en 2014 -que fue horrorosa como símbolo de transparencia democrática-, una de las virtudes fue que se aprobó la ley. Y lo reitero: esa ley, con todos sus defectos simbólicos y efectivos y complejidades a veces innecesarias, fue mejor que lo que existía en el sistema anterior.
Lo positivo fue que se grava con mayores impuestos a las personas más ricas que retiran utilidades y no las reinvierten, eso fue un gran avance: la desintegración, aunque parcial (35%), me parece muy positiva. Es una opción de la ley por la reinversión y desalienta moderadamente el consumo de las utilidades.
Muy negativo fue el retroceso en la definición de las pyme, donde están las 16 mil empresas que Agostini demuestra que son parte del 8% más rico del país. Ese fue un gol por desinformación. Está extremadamente bien darle beneficios a las Pyme, pero no a grandes empresas que están disfrazadas de Pyme. Otro tema negativo es mantener la renta atribuida en un sistema de dos canales. Mi propuesta después de "la cocina" era excluirla. Es una vía de elusión. No tengo claro por qué se hizo esto todavía complejo, de dividir entre sociedades de personas naturales y jurídicas. Es un canal en el que se pagan menos impuestos y privilegia la distribución de utilidades. Es más equitativo, simple y eficiente que no exista.
- ¿Son necesarios nuevos cambios a la reforma?
- Como dije, la reforma aprobada en 2014 es mejor que el sistema que teníamos, pero todavía quedan puntos por corregir. Tenemos que incorporarle más equidad, gravar el consumo de altos ingresos más que la inversión de altos ingresos.
- ¿Debería ampliarse la tramitación? El gobierno espera que se despache el 31 de este mes.
- Prefiero que el debate se despeje rápido. Habrá una ley y eso es lo que debe regir para el año tributario (...) Eso sí, el gobierno y Hacienda han sufrido una feroz derrota comunicacional con la reforma tributaria. Sin embargo, la reforma aprobada es mejor que lo que teníamos en 2013; se recaudará algo tipo el 3% del PIB y de manera progresiva. ¿Por que no esforzarse en revertir esa injustificada derrota, mostrando que se recaudará de manera progresiva, conveniente para la gran mayoría de los chilenos?.