El debate sobre gratuidad en educación superior
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En la discusión prelegislativa y a la espera de la presentación del proyecto del gobierno de gratuidad en la educación superior, expertos de la Universidad Católica elaboran una propuesta en la materia, que será entregada por el rector de esa institución, Ignacio Sánchez, al Mineduc.
En ese marco es que los ex ministros de Educación, Sergio Bitar -en el gobierno de Ricardo Lagos- y Harald Beyer -en la administración de Sebastián Piñera-, fueron convocados para analizar el documento en el que trabaja la comisión UC.
Bitar: "Ningún eslogan debe reemplazar la seriedad y rigor de los análisis"
"La NM tiene que tener flexibilidad y buscar acuerdos amplios". Para el ex ministro Sergio Bitar, el apoyo más fundamental para llevar adelante la reforma es el de los apoderados. Afirma también que las universidades estatales deben expandir su matrícula y tener un trato preferencial, porque "de lo contrario, mejor que no existan". Además, ante las constantes críticas al CAE –instaurado durante su gestión en el Mineduc-, dijo que "no me arrepiento de haberlo empujado, se le están atribuyendo todos los males de los otros sistemas".
-¿Cómo se debiese limitar el concepto de gratuidad?
-Hay que poner las condiciones para un avance progresivo y eso hay que explicitarlo ahora. Hay que buscar que ese financiamiento público no vaya a un sistema que bote a los jóvenes en la mitad de la carrera -si se establece un número de años, por ejemplo-. Pero tampoco se puede financiar a alguien que estudia en 10 años una carrera de cuatro, ni tampoco carreras no acreditadas.
-En concreto, ¿cuáles debiesen ser las condiciones para implementar la gratuidad progresivamente?
-Una alternativa es establecer algunas carreras primero y otras después. Luego, hay que asegurarse de financiar la investigación por otro camino que no sea por la vía del arancel. Hay que saber separar costos de docencia, del de investigación. Por cierto que las universidades tienen distinta calidad de docencia, una universidad que tiene investigación tiene mejores docentes y eso puede tener un costo adicional y eso hay que estudiarlo. En educación, ningún eslogan puede reemplazar la seriedad y el rigor de los análisis.
-¿Habría que acortar las carreras?
-Esa es una discusión paralela, que ya empezó en Chile y hay que acelerarla. Hay que avanzar hacia un sistema más organizado e internacionalizado. Esto es especialmente importante si queremos hacer una red de universidades estatales, donde tenemos que lograr cierta homogeneidad para que haya intercambio entre ellas y ahorremos recursos.
-Pero ¿estas dos discusiones –la de gratuidad y acortar los años de carrera- no convergen?
-Aquí el sistema de probar y evaluar es esencial. El financiamiento debe orientarse al pregrado primero y a medida que Chile vaya teniendo más recursos, se irá ampliando.
"Es una política regresiva del punto de vista de los recursos"
El ex ministro Harald Beyer es tajante al señalar que hay otras prioridades antes que la gratuidad en educación superior. Además advierte que la fijación de aranceles que implicaría la implementación de esa medida, podría tener efectos negativos en la calidad de las instituciones.
-¿Cuáles son los riesgos de que se implemente la gratuidad en educación superior?
-Si nos fijamos en el desembolso adicional que haría el Estado, el 49% de eso va al 20% más rico y el 5% va al 20% más pobre. Esa regresividad es muy fuerte desde el punto de vista del uso de los recursos, porque no se gana en acceso. Lo otro es cómo se controlará el monto del arancel, porque las universidades inflarán los precios.
-¿Cómo se debiese acotar el concepto de gratuidad universal?
-Yo no soy partidario de la gratuidad universal porque hay otras prioridades, pero si van a insistir en eso, hay formas de hacerlo menos riesgoso. La idea más razonable en ese esquema es que el Estado establezca cuánto es lo máximo que va a financiar por estudiante, que puede ser según universidad o según áreas, así, también se le da flexibilidad a las instituciones.
-¿Y acotar la duración de las carreras?
-La universidad verá cómo lo hace con ese monto máximo fijado por estudiante, resolverá si da menos años por carrera o más años pero a menor costo promedio cada año. Ahí se le deja la decisión a la universidad.
-Con esa fórmula, algunas universidades podrían recibir menos ingresos por alumno que los que tienen hoy por el arancel que cobran. En ese caso, ¿cómo dificultaría la gestión de las universidades?
-Ese es precisamente el riesgo de la transición.
-¿Existiría riesgo en la calidad de las universidades?
-Sí claro. No se sabe cómo el gobierno pretende fijar los aranceles, pero las instituciones se van a tener que ajustar. Una solución podría ser tener un esquema flexible y establecer que las universidades que no adhieran al arancel fijado, tengan acceso a becas y crédito, igual que ahora, permitiendo que algunas universidades tengan una transición de 10 a 20 años. Pero eso ya es ingeniería fina para evitar los riesgos que pueda significar un cambio abrupto al sistema.