Sequía, eventos extremos y contaminación: las principales preocupaciones de los chilenos ante el cambio climático
Según el sondeo, el 91% de los chilenos ha percibido los efectos del fenómeno.
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Bajo la premisa de que el cambio climático es un fenómeno global, pero que se percibe de maneras distintas en todo el planeta, la empresa de energía francesa EDF realizó la segunda versión del estudio “Observatorio Internacional de Cambio Climático y Opinión Pública”, que abarcó encuestas digitales a 24 mil personas de 30 países y diferentes continentes.
El sondeo, cuyo fin es conocer qué tan real ve la gente este fenómeno, cómo perciben sus efectos y a quién se atribuyen las responsabilidades, reveló que Chile es el cuarto país más preocupado por el cambio climático y que entre los efectos que se perciben con mayor fuerza están la desertificación y sequía, el incremento de los eventos extremos y la contaminación.
Miguel Ángel Pinto, subgerente de Opinión Pública de Ipsos - empresa encargada de la ejecución del estudio a nivel global- señala que Chile es uno de los países que más interés muestra en torno al cambio climático y su impacto. El 91% de los 500 chilenos encuestados declaró haber percibido los efectos del cambio climático “en algún grado”, frente al 78% del promedio mundial, posicionándose en el cuarto lugar respecto del nivel de percepción de los efectos que provoca en la población, explica.
Varios países latinoamericanos reflejan esta tendencia. Según Francisco Peralta, gerente corporativo de EDF, “llama la atención en particular en Latinoamérica, la alta percepción que hay de los efectos del cambio climático. En esta parte del mundo las personas han conocido esos efectos por ellos mismos”.
En contraste, países como Estados Unidos, Rusia, China y Japón - grandes emisores de gases de efecto invernadero a nivel mundial- son los que se muestran más escépticos.
“Uno creería que los países con más percepción son los más industrializados, que cuentan con mayor educación e información, pero no es así. Hay una gran cantidad de escépticos en Estados Unidos, lo que está teñido en parte por la anterior administración de Donald Trump que claramente alimentaba esa creencia”, comenta Peralta.
En el mundo las preocupaciones de los ciudadanos están centradas en desastres naturales como huracanes o aluviones, mientras que en Chile, las principales preocupaciones son la sequía y el incremento de eventos extremos.
“Claramente el efecto que se siente como más importante es la sequía y la desertificación, relacionado al agua. De hecho, de acuerdo a otros estudios la gente muestra interés en que el agua debe estar en la Constitución. Así de importante es el efecto del cambio climático en las discusiones que estamos teniendo hoy como chilenos”, sostiene Pinto.
Responsabilidades y medidas
Respecto de las responsabilidades, el 70% atribuye la tarea de liderar el combate al cambio climático al gobierno, seguido de los ciudadanos con el 52% y en último lugar las empresas privadas con un 45%.
En cuanto a las medidas que debe adoptar el Estado para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, la que obtiene mayor aprobación local es el desarrollo de energías renovables con un 73%, seguida del reemplazo de centrales eléctricas de carbón o gasolina con 39% y poner impuesto al comprar un automóvil contaminante con 34%.
Y a nivel de personas, las preferencias de los chilenos pasan por priorizar el consumo de frutas y verduras de temporada con un 88%, elegir productos con el menor embalaje posible, con el 79% y limitar la calefacción o el aire acondicionado en el hogar con 76%.
Medio ambiente vs desarrollo económico
Pensando en las prioridades en el corto plazo, los encuestados se mostraron más interesados en el medio ambiente que en el desarrollo económico, incluso si esto implica desacelerar la economía o se traduce en pérdida de empleos, poniendo de manifiesto la necesidad de una reactivación económica sostenible.
Sin embargo, al ser consultados por lo que efectivamente creen que pasará en los próximos meses en el país, el 68% de los chilenos estima que el crecimiento económico tendrá prioridad, incluso si genera efectos negativos sobre el medio ambiente.