La juventud está de ánimo revolucionario

Por: | Publicado: Viernes 25 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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En Túnez y Egipto, los jóvenes se están rebelando contra viejos gobernantes. En Inglaterra, contra los aranceles universitarios. ¿Qué tienen en común estos jóvenes? Sufren, de modos diferentes, de lo que David Willetts, ministro inglés de educación superior, llamó el “apretón” en un libro publicado el año pasado.



En algunos países, el desafío es un exceso de jóvenes, en otros, que los jóvenes son muy pocos. Pero donde los jóvenes superan a los viejos, pueden tener la esperanza de conseguir una mejor fortuna a través del voto. Donde los viejos son más que los jóvenes, pueden usar el voto en su beneficio. En ambos casos, hay poderosas fuerzas desestabilizadoras en funcionamiento, trayendo oportunidades para algunos y decepción a otros.

Demografía es destino. La humanidad atraviesa por tres profundas transformaciones: primero, una proporción mucho mayor de niños llega a la adultez; segundo, las mujeres tienen muchos menos hijos; y tercero, los adultos viven mucho más tiempo. Estos cambios están ahora produciéndose en el mundo, en secuencia. El impacto del primero ha sido subir la proporción de la población que es joven. El impacto del segundo es el inverso, disminuyendo la proporción de jóvenes. El tercero, a su vez, aumenta la parte de la población que es muy vieja. El impacto de todo el proceso es primero expandir la población, y más adelante, contraerla otra vez.

Compare a Egipto y el Reino Unido. Allá en 1954, la expectativa de vida británica era de 70 años y la proporción de niños que morían entre cero y cinco años de edad era de 30 por 1.000. El mismo año, un egipcio podía esperar vivir hasta los 44 años, mientras que la mortalidad infantil era de un horroroso 353 por 1.000. Adelantemos hasta 2009: la expectativa de vida británica llegaba a 80 y la mortalidad infantil a 5,5 por 1.000. Pero la expectativa de vida egipcia había subido a 70 y su mortalidad infantil descendido a 21. Las cifras en el número de hijos por mujer en estos años son igual de dramáticos, cayendo de 2,3 a 1,8 en el Reino Unido, y de 6,5 a 2,8 en Egipto. En Irán han caído todavía más, de 7 a 1,8. La religión no determina la fertilidad.

Estos son cambios revolucionarios, y están ocurriendo mucho más rápido en los países en desarrollo que en las viejas naciones avanzadas. Sobre todo, son eventos felices: las personas están libres del temor a una muerte prematura; los padres son libres de ver a sus hijos morir en la infancia y las mujeres son libres de incesantes partos.

Cambios tan grandes siempre traen gran agitación social. Muchos países emergentes están en las etapas iniciales de la transición demográfica. Esto significa que tienen más jóvenes de la cuenta. Mientras tanto, los países con altos ingresos están llegando a la etapa final de la transición. Sus

baby boomers

están envejeciendo y hay menos jóvenes que los mantengan.

En 2011, la mitad de la población de Egipto tendrá menos de 25, mientras que 36% de los habitantes tendrá entre 15 y 35 años. Estos últimos son jóvenes furiosos que buscan un empleo para aspirar al menos a una vida normal. Mientras tanto, en el Reino Unido sólo 31% tiene menos de 25 pero 35% está sobre la barrera de 50 años (contra solamente 15% en Egipto).

Así, las personas de mediana edad y los adultos mayores acomodan la vida política y económica a su beneficio en el Reino Unido: esto explica por qué las políticas de educación o vivienda son perjudiciales para los jóvenes. En Egipto los jóvenes pueden fácilmente superar en las urnas a los viejos. De ahí nace el empuje de las fuerzas detrás de una revolución democrática que debiese transferir el poder a sus manos.

Esto debería ceder a la larga. Con las tendencias actuales, Egipto en 2040 debería parecerse más al Reino Unido de hoy. De acuerdo con la oficina de censos de EE.UU., 26% de la población tendrá más de 50. Aunque también el Reino Unido tendrá cambios: 41% de sus habitantes tendrá más de 50.

El futuro es gris. En las economías avanzadas de hoy será muy gris. Ciertamente, algunos países avanzados pueden llegar a ser mucho más viejos que el Reino Unido: la proyección para Italia es que tenga 50% de su población sobre 50 para 2040, incluso con 9% sobre 80.

Como podría responder la Miranda de Shakespeare: “¡Oh, valiente viejo mundo! ¡Tú que tienes tantos ancianos!”.

Para los países con una población joven, el reto inmediato es crear una economía dinámica que traiga la esperanza de empleos lucrativos. Es sin duda el hecho de no hacer esto lo que amenaza el gobierno de los “gerontócratas” como Hosni Mubarak. Los líderes chinos están muy conscientes de este imperativo. Gobernantes con recursos pueden intentar comprar a los jóvenes. Los desprovistos, no pueden. Deberían ofrecer al menos trabajos. Si fallan, perderán poder y con justa razón. El desafío político para ellos es aprovechar la energía de los jóvenes sin sucumbir a las catástrofes que han golpeado a las economías con altos ingresos en una etapa demográfica similar.

Entretanto, en los países con altos ingresos la población más vieja deberá trabajar más de lo presupuestado sin hacer sentir a los jóvenes que bloquean sus oportunidades por lo que parece ser una eternidad. Estas economías deben también equilibrar las cuentas fiscales con el envejecimiento de la población.

En ambos casos los jóvenes lanzarán un grito que se ha escuchado en todas las épocas: “No es justo”. Tienen razón, sin duda. Nunca es justo. Pero deben recordar que los jóvenes triunfarán al final. Es sólo cuestión de tiempo; sólo un poco más.

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