Xi y Obama optan por la informalidad para tratar temas
El consejero de seguridad nacional de EEUU describió la reunión como “única, positiva y constructiva”.
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Por Wang Xiangwei
En años anteriores, cuando se trataba de reuniones con presidentes estadounidenses, los líderes chinos se preocupaban de la pompa y del protocolo más que nada. Cualquier logro o acuerdo, y lo que se debía decir en las cumbres, era acordado de antemano.
Todo eso se dejó de lado para preocuparse cuando las oportunidades de fotos, el saludo de los 21 disparos, y la gran cena en la Casa Blanca, se transmitieron por televisión para la audiencia local. Por eso es interesante destacar por qué el presidente Xi Jinping acordó una reunión informal de dos días con Barack Obama en la residencia Sunnylands, al sur de California.
La reunión informal vio a los líderes de las mayores economías del mundo pasar más de ocho horas repartidas en dos encuentros, una cena y una foto oficial mientras caminaban por los alrededores, desarrollando un entendimiento en medio de temas de gran importancia. Aunque hay poca evidencia de progresos concretos en asuntos que van desde la ciberseguridad a los derechos de propiedad intelectual, ambos lados han usado grandes palabras mientras se colman de elogios.
El consejero de seguridad nacional de EEUU, Tom Donilon, describió la reunión como “única, positiva y constructiva”, mientras que el consejero de Estado, Yang Jiechi, dijo que las reuniones eran “estratégicas, constructivas e históricas”.
El lado estadounidense propuso supuestamente la cumbre después de saber de la visita de Xi a Latinoamérica y las autoridades chinas estuvieron felices de acceder, tomando la oportunidad de reunirse mucho antes de lo programado.
A pesar de la afición de los líderes chinos por lo pomposo, este escenario informal se ajusta mejor a lo que buscan, ya que no están bajo presión para producir “avances” mientras tienen una amplia oportunidad para discutir las pautas y los principios para impulsar los lazos más adelante. Xi quiso usar la reunión para buscar un nuevo modelo para una mayor relación de potencias la que, como él dijo, podría ser “distinta al inevitable conflicto y confrontación entre los grandes poderes en el pasado”.